El Trato

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Habían pasado varias horas y el sol del día ahora estaba poniendo casi anocheciendo, la familia había terminado de atender las necesidades del pueblo y estaban reunidos en el comedor preparándose para la cena, Coraline y los dos jóvenes Madrigal t...

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Habían pasado varias horas y el sol del día ahora estaba poniendo casi anocheciendo, la familia había terminado de atender las necesidades del pueblo y estaban reunidos en el comedor preparándose para la cena, Coraline y los dos jóvenes Madrigal todavía estaban buscando la dichosa llave, la de cabellos azules se estaba frustrando pero no se iba a rendir.

—Aquí abajo tampoco está—dice Mirabel después de revisar debajo de una mesita de luz

—Es inutil, estuvimos buscando casi todo el día y todavía no encontramos nada—dice Camilo para después mirar a Coraline—¿Segura que lo tiraste? Tal vez lo dejaste en algún lado y se te olvidó...

—No, para nada—dijo Coraline—Lo dejé caer sin querer en alguna parte del corredor, tiene que estar por aquí...

Los primos se miran entre sí antes de volver su mirada a Coraline.

—Umm...¿al menos podrías describirnos cómo es la llave? Osea tal vez lo llegamos a ver pero no nos dimos cuenta—dice Mirabel

—Es fácil de reconocer, es...diferente a las demás—Coraline empiesa a explicar—Es mediana, del tamaño de mi mano mas o menos, de color negro y su mango es redondo como la de un boton...

—Suena como cualquier otra llave—dice Camilo no muy convencido con esa descripción

—Pues entonces sigue buscando, lo vas a reconocer a simple vista—dice Coraline revisando debajo de la alfombra

Estaban dispuestos a continuar su búsqueda hasta que:

—¡CHICOS, VENGAN A COMER!—se escucha la voz de la abuela

Todos voltearon sus miradas al escuchar el sonido desde el comedor.

—¿Ya es la hora? No me había dado cuenta—dice Mirabel rascándose la cabeza—Es increíble que ya casi sea de noche...

—Vamos a comer, tengo hambre—dice Camilo frotándose la panza

Coraline miro como ellos bajaban por las escaleras caminando al comedor nuevamente, ella se quedó donde estaba esperando a que se fueran, suspiró cansada, ella también tenía hambre pero no se atrevía a ir al comedor con todos ellos mirándola fijamente.

Decidida a irse a algún lado se dio la vuelta pero se encontró con los dos jóvenes que estaban en las escaleras.

—¿No vienes?—pregunta Camilo que estaba con los brazos cruzados y apoyados en la baranda de la escalera

—¿...A dónde?—preguntó Coraline algo dudosa

—Pues a comer, seguro tienes hambre—dice Mirabel sonriendo—Hay mucha comida en la mesa que preparó mi mamá, seguro será de tu gusto.

Coraline estaba por negarse pero su estómago vibra traicionando se a sí misma, dejando salir el sonido de un gruñido, haciendo que Camilo dejara salir una pequeña carcajada.

𝗟𝗮 𝗣𝘂𝗲𝗿𝘁𝗮 𝗦𝗲𝗰𝗿𝗲𝘁𝗮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora