Nuestro Secreto

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Un incomodo silencio se presentó durante varios minutos entre ambos, Bruno tapó su cara y negaba una y otra vez mientras que Coraline miraba con incredulidad la visión que tenía en sus manos

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Un incomodo silencio se presentó durante varios minutos entre ambos, Bruno tapó su cara y negaba una y otra vez mientras que Coraline miraba con incredulidad la visión que tenía en sus manos.

En la imagen claramente resaltaba mucho la mujer esquelética de ojos de botón que se cernía sobre Coraline y los dos Madrigales, Mirabel y Camilo, sus delgadas manos rodean tanto a casita como al pueblo de Encanto, dejando una sensación de incertidumbre en la joven de cabellos azules y el vidente.

—¡L-Lo sabía! ¡Sabía que esto no iba a funcionar!—se dijo Bruno a sí mismo golpeándose la frente con la parte interna de sus muñecas

Coraline tenía un nudo en la garganta aun sin apartar su vista de la imagen en la visión, esto no era lo que quería, esta visión era el peor augurio que le podían haber mostrado.

—Yo solo quería saber si volvería a casa…—Coraline susurro mirando con impotencia la imagen—…¿Por qué me muestras esto?...¿Exactamente que significa…? ¡EXPLIQUEMELO!—exclamó Coraline molesta poniendo la imagen delante de la cara de Bruno

—¡N-NO LO SE! ¡Te juro que no lo sé!—declaró poniendo sus manos delante en defensa propia—Y-Yo no tengo control sobre el futuro niña, solo te muestro lo que vendrá.

—¡¿Me estás diciendo que ESTO me espera mi futuro?!—exclamó Coraline con el ceño fruncido mirando la visión molesta, Bruno frotó su antebrazo nervioso agachándose los ojos—Esto…¡Esto no es lo que quería! ¡No dice nada! Ni siquiera me mostró cómo volver a casa.

—Te advertí antes que probablemente la visión no te mostraría la forma de volver.—dijo Bruno tirando un poco los mechones de su frente para atrás

—¿Y no pudiste ver más?—reclama molesta

Bruno estaba por decirle que no pero eso sería solo una excusa, hubiera continuado pero ese futuro que vio le causó casi un dolor de cabeza, no sabía si realmente era por la visión reciente o porque estaba exhausto después de hacer uso de su don casi toda la noche.

Cual fuera el caso, pudo haber visto más pero no lo hizo, y ahora con un sentimiento de culpa Bruno solo desvió la mirada con pena.

—Perdoname…no pude.—se disculpó con total sinceridad retrocediendo unos pasos

La peliazul observa que Bruno no le dirige la mirada, es más, parecía que la evitaba.

—¿Qué pasa?—pregunta dando un paso adelante

—¿Eh? ¡N-Nada!—dice incomodo retrocediendo un paso sin mirarla—No p-pasa nada…un poco de sal.—dice tirándose lo poco que le quedaba de sal tras su espalda

Ante ello fruncio el ceño molesta.

—Oh, ya veo. Entiendo.—Coraline sonríe falsamente entendiendo la situación—Ahora con todo esto me tiene miedo ¿Verdad? ¿Está así por todo esto? ¡¿NO?!

𝗟𝗮 𝗣𝘂𝗲𝗿𝘁𝗮 𝗦𝗲𝗰𝗿𝗲𝘁𝗮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora