Una Puerta Misteriosa

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Había pasado un año desde que la familia Madrigal, con la ayuda del pueblo, habían reconstruido la casita y el milagro regresó al Encanto, los dones que perdieron los miembros familiares habían vuelto más fuerte que nunca

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Había pasado un año desde que la familia Madrigal, con la ayuda del pueblo, habían reconstruido la casita y el milagro regresó al Encanto, los dones que perdieron los miembros familiares habían vuelto más fuerte que nunca. La familia alguna vez estaba fracturada y las grietas eran una prueba de ello, que el milagro volviera y que la familia se uniera era gracias a una persona, Mirabel Madrigal.

La familia y el pueblo estaban en deuda con ella, se merecía el reconocimiento que nunca obtuvo desde ese desdichado día en que no recibió su don, era la responsable de que hoy en día la familia estuviera unida.

Pero en esta historia no hablaremos de Mirabel, su historia ya pasó.

—¡Camilo Madrigal!—grita la abuela Alma desde las escaleras

Por los pasillos de la casa caminaba a escondidas una "muchacha de lentes" que a paso rápido dobló por un pasillo ignorando la llamada de su abuela, después de haberse comido varias arepas de queso, había dejado solo cuatro para la cena.

No esperaba que su hermana Dolores lo delatara tan pronto.

—Traidora...—susurro Camilo esperando que su hermana no lo escuchara

Al doblar por otro pasillo sin darse cuenta chocó con alguien que tenía su misma forma, ella miró a su yo por unos segundos antes de intentar decir algo.

—¿Camilo-?—el mencionado le tapó la boca rápidamente

—¡Shhh! La lechuza puede estar escuchando—Camilo cambia a su forma original

—¿De que tanto corres…?—pregunta Mirabel con una ceja alzada

—De la abuela...no te dire porque—susurra Camilo sin intentar delatarse

—Aja...bueno, sigue con lo tuyo—dice ella volviendo a lo suyo

—Gracias.

Camilo estaba por seguir con lo suyo si no fuera porque la mirada de su prima llamó su atención, esa mirada la tenía siempre cuando encontraba algo interesante.

—¿Qué tanto miras primita?—pregunta Camilo con curiosidad

—Esta puerta ¿qué te parece?—Mirabel señala la puerta que tenía enfrente

Frente a ambos estaba una puerta que a simple vista parecía normal, no estaba decorada con nada, era de madera color marrón oscuro y gastada que lo hacía ver vieja, tenía un cerrojo redondo que no tenía ningún inicial en él.

La puerta para el cambiaformas era solo eso, una puerta aburrida.

—Pues las puertas se abren y se cierran, entras y sales de ellas ¿que tienen de interesante?—pregunta mirando la puerta de forma indiferente

—Pues esta en particular si—señala Mirabel interesada—¿Siempre ha estado ahí? Porque yo jamás la había visto en mi vida.

Camilo no iba a negar que jamás había prestado atención a los detalles de la casita, todo se veía igual que siempre y si alguna cosa estaba fuera de lugar era culpa de la familia o de la casa que cambiaba de lugar.

𝗟𝗮 𝗣𝘂𝗲𝗿𝘁𝗮 𝗦𝗲𝗰𝗿𝗲𝘁𝗮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora