Capítulo 14

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         En una semana, Londres estaba en alerta una vez más

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         En una semana, Londres estaba en alerta una vez más. No es como si toda la población lo supiera —la ignorancia era algo muy bienvenido— pero el peligro era real y tenía a la líder de Hellsing preguntándose si sería adecuado mantenerlo en anonimato y por cuánto tiempo. El recuerdo de la masacre anterior colgaba demasiado fresco como para cometer los mismos errores otra vez. Su ceño fruncido casi de forma permanente hablaba del estrés por el cuál atravesaba la Organización.

En ese instante, la mujer se erguía de pie frente a su escritorio, estudiando con una mueca de concentración los papeles y fotografías esparcidos sobre la mesa. A su lado, Seras Victoria aportó sus propias teorías, mientras sostenía una de las imágenes más recientes de los ataques: los restos humanos esparcidos en el patio de una familia acomodada de los alrededores.

—Este es el tercer ataque en ocho días —masculló la líder, ansiando cerrar sus dientes sobre uno de sus antiguos puros mientras su cerebro corría a través de la información que tenía ante ella, tratando de ordenar todo, encontrar un hilo conductor a las matanzas. El burdo modus operandi era similar: aparecer, hacer un lío sangriento y salir del mapa, pero las víctimas no se asemejaban. Y, aun así, no se aventuraría a decir que eran elegidas al azar.

—Es el primero con víctimas de este estatus social... —aventuró Seras.

—Se está arriesgando, probando los límites.

—¿Estamos seguras de que no son varias bandas diferentes? —Seras cogió otras fotografías para compararlas con ojo crítico.

Integra desvió sus ojos hacia la otra persona en la habitación. A su izquierda, Günsche hizo un ademán de negación ante la sugerencia de la vampiresa.

—Mismas marcas —argumentó su voz ronca. Los ojos fríos se posaron sobre la primera fotografía que tomara Seras—. Desordenado. Un novato.

Integra resopló.

—Lo que necesitamos. Un recién nacido descubriendo su patio de caza —masculló.

—No es un patio muy grande.

Ambas mujeres giraron a mirar la sombra familiar del ex capitán de los Gansos. Pip se deslizó desde el brazo de Seras para acercarse a la mesa y mover algunos papeles. Se enfocó en el mapa de la ciudad que estaba en el centro.

—El último ataque fue aquí. —Apuntó un dedo sobre el punto—. Los otros dos, acá. —Movió la mano en retroceso a través del papel, señalando los diferentes lugares. No estaban demasiado lejos entre sí, todos alrededor de la capital.

—Sí —gruñó Integra—, sabemos eso. Está atacando villas pequeñas. Por ahora.

—Y se mueve hacia el noroeste —agregó Seras, sin despegar la vista de los lugares señalados por su compañero.

—Está marcando un camino alrededor de Londres. Este es su patio —afirmó el francés—. Y me atrevería a suponer que ese no es el único detalle. Apuesto que se está guiando por la luna, ¿no? —Su mirada se enfocó en el otro hombre en la sala. Recibió un leve asentimiento y sonrió para sí mismo antes de volver a su teoría—. El segundo ataque fue hecho la misma noche del plenilunio, y el área abarcada fue más amplia. Los otros dos se distancian dos días de este central, y el número de víctimas es menor, aunque desordenado. Yo me enfocaría en el segundo.

El lobo de lady HellsingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora