Capítulo veinticinco. "¡Feliz cumpleaños Mackey!"

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|Unos días después. |

–Iré sola, tu quédate. Gracias. –dije sarcástica.

–No te enojes. - ríe. –es tu mamá, tienes que acompañarla. –su voz con burla me hace enojar.

–Y es tu tía, podrías ir vos.

–No. –gruñí.

–Te odio. –salgo de la cocina.

–Que les vaya bien. –dice papá.

–A ti también te odio. –los dos ríen.

–Cariño, ¿traes la lista? –pregunta mamá cuando subo al auto.

–Síps. –abrocho mi cinturón.

Odio ir de compras con mamá, no tardamos más de dos minutos en cada tienda.

Entramos, salimos. Entramos, salimos y así durante toda la tarde.

Es peor que subir a una calesita, das vueltas y vueltas y luego te sientes mareada y con ganas de vomitar.

Así es ir de compras con Sara Vargas.

Llegamos al centro comercial y mamá estaciona nuestro auto.

Caminamos hasta un "pago rápido" y pagamos no se qué.

***

Le sonrío falsamente a la cajera con cara de feliz cumpleaños, y salimos de la ¿octava? ¿novena? tienda desde que llegamos.

–Ahora solo nos queda ir al supermercado y volvemos a casa. –dice mamá, caminamos en dirección al super, cuando veo a un chico sonriente comprado una bebida delante nuestro, el corazón me late rápido y me siento nerviosa.. Javier.

Aún me pregunto por que sigo poniéndome así al verlo.

Por favor que no me vea, tendré que saludarlo. Y.. No quiero hacerlo.

–Hola Mack. –saluda, oh genial.

–Hey, Javier hola. –me detengo a saludarlo. 

–Hola Sra.Wilkins. –saluda a mamá.

–Hola. –responde sonriente.

–¿Qué haces aquí? –pregunto mientras maldigo a mi corazón por acelerarse.

–Estaba aburrido en casa. –se encoge de hombros. –¿Y tú?

–Pagando cuentas. –ruedo los ojos.

–Lo siento Javier, debemos irnos. –dice mamá.

–Oh, iba a preguntarte si querías tomar algo conmigo. –miro a mamá, y una parte de mi ruega por que diga que sí, mientras que la otra, que diga no.

–Uhm, esta bien. Puedo ir a comprar al super sola, cuando salga nos vamos. –dice sonriendo.

–Esperaremos aquí. –él y su manía de ser tan amable y buen chico frente a mayores, siendo que es un jodido hijo de perra que quiere a todas las chicas a sus pies.

Mamá asiente y sigue caminando, toda su vida me ha regañado para que la acompañe al mercado, por que ella no puede sola, y ahora, justo hoy, de milagro si puede y me deja aquí con Javier.

–Que frío hace. –dice él caminando hacia la mesa del negocio frente a nosotros. Me siento en la silla asintiendo.

–¿Ya has hecho la tarea?

–Aún no. Cuando llegue a casa.

–Ah. –tomé de mi gaseosa.

–¿Y Mack? ¿Te gusta alguien?

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