Capítulo cuarenta y ocho. "¿Amigos normales? No tengo"

587 40 14
                                    

¿Ves esos días en los que tu rutina es un «facepalm» constante?

En los que cada maldito segundo de tu día sucede algo increíblemente estúpido.

No siempre el «facepalm» te lo mereces tu, hay veces -casi siempre- en que las tan anormales personas que consideras tus amigos son los que se las merecen. En mi caso, justo en este momento el causante del tan famoso «facepalm» es nada mas ni nada menos que el increíble Sean Evans.

Estamos en el centro comercial, desde hace ya varios minutos, una hora aproximadamente, en las que mi grandioso y nada molesto gran amigo esta inútilmente intentando de una manera según él "rápida" escoger un maldito antifaz para su gran baile de graduación, que este año será temático y no se les ocurrió mayor idea que obligar a cada graduado y cada inocente invitado al baile, ir con un antifaz, un horrendo y jodido antifaz que debe combinar con lo que llevaras puesto, claro si no quieres parecer algún raro extranjero que viene de algún raro país, donde se visten de alguna rara forma..

Sí, ustedes comprenden.

La pregunta aquí es ¿Qué tan difícil puede ser escoger un antifaz para llevarlo puesto, como máximo tres malditas horas? Es algo totalmente improductivo perder tanto tiempo encerrado en una tienda buscando y buscando un pedazo de goma eva decorado que cubra tus ojos una cantidad limitada de tiempo. Por que estoy segura que nadie los tendrá puesto toda la fiesta, solo la llevaran para poder entrar. Y eso es por que nuestro grandioso y poco irritante director el señor Cambell, dejo muy en claro que si no vestías un ridículo antifaz en tu rostro el día del baile, simplemente no ingresabas al lugar.

Y dejenme decirles que eso me suena una completa locura, y creo que el director sufre alguna extraña enfermedad del cerebro, la cual pronto padeceré si paso un segundo mas dentro de cuatro paredes llenas de cajas repletas de antifaces de diversos colores, formas y tamaños.

-Sean, apurate. -digo apoyada sobre el marco de la puerta, mientras él aún revisa cada miserable espacio buscando "el antifaz perfecto ".

-No puedo decidirme, maldita sea ¿como es que tardaste menos de dos minutos en elegir el tuyo? -se gira a verme. Me encogo de hombros, a la vez que revoleo mi antifaz de un lado al otro en mi dedo mayor.

-Simplemente cogí uno al azar.

-No mientas, vi que venías mirando los montones desde que íbamos llegando al lugar. -reí y dejé de hacer lo tan productivo que hacía para encuclillarme a su lado y ayudarlo. Debemos irnos de una vez por todas de aquí.

-A ver..lo haremos rápido ¿color?

-Hmm, creo que.. -lo miré extremadamente mal. -Azul.

-Bien, aquí tienes.. -cogí varios de ese color y los conté. -seis modelos, haz de cuenta que no hay más y escoge uno por favor. -rogué.

-Uhmm..¿me ayudas?

-¡Sean! -bufé rodando los ojos.

-Serás mi cita para el baile, debes ayudarme. -solté un respiro agotado.

-Me gusta este. -le enseñé uno, él sonrió.

-¿Segura? -asentí sin importancia.

-Se te verá bonito.

-Okey, será este entonces. -dice feliz. Sonreí aliviada y nos levantamos para ir a la cajera y pagar.

***

Tomé de mi helado de caramelo y miré a Sean frente mío terminando el suyo. Su celular sonó y leyó algún mensaje.

-Hmm, Tom y Axel quieren que vaya a su casa ahora.

Illusion?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora