XVI

52 7 0
                                    

Di Angelo despareció fundiéndose en las sombras tan pronto los hijos de Apolo se acercaron, los que sin hacer más preguntas de las necesarias me curaron y rápidamente siguieron atendiendo a los demás campistas que llegaban, al parecer varios fueron al bosque a enfrentar a los monstruos que misteriosamente aparecieron.

Salí de la enfermería apenas pude y me apoye en un árbol cercano, cerré los ojos, me sentía frustrada tenía mucho que decirle a Nico, si bien con sus amigos no había sido del todo sincera, sentía que al menos con él debía serlo. Es más bien culpa lo que siento, le fallé a mi "amigo", si se le puede llamar así, no me di cuenta en ese momento, pero estuve a punto de dejar que muriera por mi defecto fatídico.

"Tu defecto fatídico es peligroso para ti y para los que te rodean, sobre todo para los que te rodean", las palabras de Hestía resonaban en mi cabeza más fuerte que nunca, por fin entendía a qué se refería, hoy casi pierdo a Nico, mañana podría ser cualquiera. Golpee con fuerza el árbol más cercano, quería gritar, necesitaba entender cómo habíamos terminado en esta situación y aunque fuera difícil de creer estaba segura que Hécate tenía que ver con esto, todo parecía muy premeditado, las empusas, todo. Mordí mi labio con fuerza, repentinamente caí en cuenta que no estaba sola, había un aura muy inquieta que me vigilaba y que por estar absorta en mis pensamientos no había percibido.

−Sé que estás ahí−susurre lo suficientemente alto.

−Pensé que nunca te darías cuenta−respondió el chico que en estos momentos inundaba mis pensamientos.

Nico apareció desde la sombra de un gran árbol, era casi inverosímil que hace unos momentos hubiera estado en "trance", me veía curioso, sus grandes ojos oscuros parecían disparar mil preguntas por segundo, pero sus labios se mantenían cerrados en una firme línea, dudo en acercarse, pero finalmente dio un par de pasos en mi dirección. Antes que pudiera decir algo, una chica se acercó a pasos apresurados a nosotros.

−Mmm Rave Rose, Nico di Angelo− nos llamó temerosa− Quirón cito a reunión en Casa grande en media hora.

−Espera, Lou es la capitana de la cabaña de Hécate− dije antes de que se fuera.

−Lo sé−repuso− irán todos los capitanes y tú, Quirón lo dijo expresamente.

Asentí, parece que al centauro no se le escapa nada. Cuando la chica se perdió de vista voltee a ver a Nico.

−Necesito hablar contigo−dije viéndolo a los ojos.

−Yo también−me sostuvo la mirada y se encogió de hombros− tú prime...

−Perdón−lo interrumpí− perdóname, en el bosque estuviste a punto de morir, Nico. Casi te matan por mi culpa, Hestía tenía razón si no logro controlar mi defecto fatídico, personas que quiero saldrán heridas, pero fue difícil, casi no lo logro.

Nico, me miro detenidamente por unos segundos intentando procesar todo lo que acababa de decir, parecía sorprendido y aún con la oscuridad pude ver como sus mejillas se sonrojaban levemente. "Personas que quiero", me abofetee mentalmente, era "personas que me rodean".

−Q-quiero decir−tartamudee un poco mientras agitaba las manos−soy un peligro.

−No creo que lo seas−dijo finalmente, guardando sus manos en su chaqueta de aviador.

Pensé por un momento lo que acababa de decir, negué con la cabeza, todo lo que me rodeaba era complicado y parecía estar a punto de salirse de control. Cualquier otro campista menos mis hermanos y los chicos podría darse cuenta y de hecho, eso hacían. Por otro lado, aunque intentaba no pensar mucho en eso, las habilidades que había manifestado el día de hoy, me asustaban, principalmente lo que puede hacer mi espada.

El imposible, Nico di Angelo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora