VIII

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─ ¡Raven!─exclamo Megara acercándose a mi mesa─ ¿quieres ir a patear traseros después de desayunar?

─No puedo─ conteste desanimada e hice una mueca─ tengo castigo.

─ Maldición, se me había olvidado ese pequeño detalle─ dijo frunciendo el ceño─ está bien, será después de tu castigo.

─Si es que sigo viva─ apunte y reí.

─No seas cobarde, Rose─ se rió un poco─ te espero en la arena.

Asentí y seguí comiendo, de alguna manera no me sentí muy centrada hoy, estaba desanimada, más aun después de mi conversación con di Angelo, apreté el tenedor entre mis dedos y suspire.

"¿Acaso no viste como me miraban ayer?, como un monstruo"

Mire a los campistas, todos riendo y haciendo su vida como si nada, eran tan hipócritas; ellos dicen que este lugar es para gente como "nosotros", pero al ver a alguien diferente lo discriminar y lo aíslan. Eso era peor que ser atacado por mil monstruos.

Termine de comer y busque a di Angelo con la mirada, él estaba solo en su mesa comiendo desanimadamente, el chico atraía todas las sombras de la habitación en su dirección, su sola presencia me daba escalofríos, pero no en el mal sentido, era... agradable de alguna manera, me veía reflejada en él.

─ Oye, ¿qué miras?─La voz de Lou me devolvió a la realidad y casi salte por la impresión.

─Nada, solo pensaba─ negué con la cabeza y sonreí de lado.

─Haré como que te creo─ dijo con un tono misterioso, me removí inquieta─ sabes di Angelo es bastante guapo.

─ ¿Por qué dices eso?─ me descubrió, sentí mis mejillas arder.

─Lo estabas viendo─ sonrió maliciosamente subiendo y bajando las cejas.

─No empieces─ gruñí fastidiada y rodé los ojos.

─Gruñona─ me espeto riendo─ cambiando de tema..., adivina quienes llegan hoy.

─ ¿C al cuadrado?─pregunte casi afirmando.

─ ¡Bingo!─exclamo y sonrió de oreja a oreja─ nuestros hermanos favoritos.

─ Son nuestros únicos hermanos─ dije entrecerrando los ojos.

─Uno nunca sabe─ se encogió de hombros.

Hablamos un rato más antes de que Lou fuera a hacer su ofrenda a los dioses, cuando llego me despedí y fui a la puerta del comedor, antes de salir logre divisar a Jason hablando con Nico en la mesa de Hades, Jason parecía estar molestándolo con algo. No le di importancia y me senté a la sombra de un árbol cercano.

Cerré los ojos y espere, hasta que sentí su aura, estaba un poco distorsionada e inquieta, pero seguía siendo oscura y fría con ese algo que me inquietaba, abrí los ojos cuando sentí que venía hacia donde me encontraba, no dije nada cuando estuvo enfrente de mi, sus ojos centellaban salvajemente como llamas oscuras, parecía enojado, mantuve su mirada por unos segundos, sabía lo que le pasaba, él estaba esperando un mínimo movimiento para descargar su ira con el mundo o conmigo la persona más cercana a él en estos momentos, no le quise dar el gusto de herirme, entonces espere a que se calmara, se sentó a mi lado, 30 centímetros a mi derecha.

─No me dirás nada─ murmuro con un poco de fastidio en la voz.

─No─ su voz quedó flotando en el aire un tiempo hasta que le respondí quedamente─ a ti te pasa algo y no soy la indicada para preguntarte.

El imposible, Nico di Angelo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora