VI

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─ ¿Se puede saber en que estaban pensando?─pregunto Quirón agarrándose el puente de la nariz.

─Fue en defensa propia─ me excuse soltando las palabras como si de veneno se trataran.

─Ella y sus amigos me atacaron hoy en la mañana, no podía dejarlo así, yo nunca pierdo─ se excusó Mark saliendo de su deplorable estado─ y menos contra esto─ termino mirándome de pies a cabeza con asco.

─Ambos sabemos que te he ganado más veces de lo que tu pobre cerebro puede procesar ─ dije ácidamente y lo mire alzando una ceja─ ¿seguro que eres hijo de Niké?

Mark iba a contestar, pero Quirón intervino haciendo un fuerte golpe con sus cascos en el suelo.

─ ¡Basta! ─ me mando una mirada considerable, pero no me deje intimidar─ esto no es una competencia.

─No me mires así Quirón─ le reproche descaradamente y todavía con la ira corriendo por mis venas─ Mark era el que estaba esperándome en la puerta de mi cabaña y me ataco.

─Lo sé, aun así las peleas estan prohibidas, los tres recibirán un castigo─ apreté la mandíbula con rabia, era injusto y no solo para mí, también lo era para di Angelo.

El hijo de Hades que hasta ese momento había permanecido callado y apartado; levanto la vista con cólera y se acercó para encarar a Quirón, decidí intervenir, se lo debía, ¿no?

─Él no tiene nada que ver, lo sabes─ defendí al chico─ Mark tiene la culpa, no soportó que le ganara en el último captura la bandera.

Esa era la verdad, los hijos de Niké y en especial Mark me odiaban, por haberlos confundido con la niebla y hacerlos ir en la dirección incorrecta, mientras mi equipo iba a buscar la bandera, nosotros ganamos y ellos claramente no, para Mark esa era la peor humillación que un hijo de Niké podía sufrir, ser derrotado sin siquiera poder luchar por la victoria y él cómo líder de cabaña quería restaurar su honor ganándome, todo colapso hoy, cuando yo, harta de sus retos y bromas pesadas le devolví la broma. Mala idea.

─Aun así el señor di Angelo estará castigado─ Nico chasqueo la lengua y apretó los puños─ está prohibido usar armas en la zona de cabañas.

─ ¡Me vas a castigar por salvarle la vida!─ grito alterado el chico, sus ojos destellaban como llamas negras, me sobresalte un poco.

Nico quiso gritarle algo más, pero se mordió el labio con furia, las plantas que rodeaban el porche de la casa grande se marchitaron y casi sentí como el chico atraía toda la oscuridad del lugar, incluyéndome. Se giró dándole la espalda a Quirón y nos dedicó una mirada furibunda, no pude evitar sentirme un poco intimidada, pero le mantuve la mirada en silencio y volvió a chasquear la lengua, Mark no tuvo la mima suerte, pude jurar que se cago en los pantalones por segunda vez consecutiva en el día. Se alejó dando grades zancadas hasta la sombra de un árbol cercano y se fundió en ellas desapareciendo por completo.

"Así que es cierto" pensé asombrada.

Fue un viaje sombra.

En cuanto Nico se fue solté una gran cantidad de aire, había aguantado la respiración inconscientemente y el ambiente se volvió mucho menos pesado. Quirón se aclaró la garganta.

─Mark limpiaras los establos por una semana, pintaras la casa grande y quedaras vetado del captura la bandera el resto del verano─ sentencio Quirón duramente y antes de que el chico protestara lo mando a callar con la mano─ puedes irte.

Mire a Quirón interrogante, pero el todavía no se dignaba a mirarme, estaba asegurándose de que Mark estuviera lo suficientemente lejos, me removí inquieta, ¿acaso era tan grave lo que iba a decirme?, me di cuenta de que aún estaba empuñando mi espada y que mantenía el agarre firme, tanto que mi mano estaba blanca por el esfuerzo; toque la punta de la espada con el dedo y esta se fundió en mi brazo, ahora Quirón era el que me miraba, como examinándome.

El imposible, Nico di Angelo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora