IV

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Camine tranquilamente como una persona normal por el pabellón comedor, era lindo. Ja este lugar era jodidamente perfecto, lleno de campistas raros haciendo cosas más raras aun, la comida aparecía de la nada, o sea que básicamente podía pedir lo que se me diera la regalada gana, ahora si estoy en casa.

─ ¡Enana! ─ me llamo Travis pasando su mano por mi campo visual─ ven no te quedes parada como idiota.

─ ¿Qué dijiste Stoll?─le mande una mirada furibunda, no me llames enana jodido duende.

─Que vengas pequeña padawan─ respondió Connor llamándome desde una mesa.

─Ve con ellos Raven─ se rio un poco Megara y se fue con sus hermanos de Ares, no lo diría en su cara pero parecen unos trogloditas.

Camine hasta sentarme al lado de mi buen amigo Connor y pensé en lo que quería comer, apareció ante mi unas tostadas con jugo de naranja, por fin una comida decente. Vi como los Stoll se paraban a hacer Hades sabe que, se dieron vuelta para mirarme divertidos y se devolvieron, alcé una ceja y a estos que mosca les pico.

─Debes venir a hacer una ofrenda a los dioses─ dijo Connor agarrándome de un brazo.

─Tírales una de tus tostadas─ lo apoyo Travis agarrándome del otro brazo.

Me levantaron en el aire mientras Connor tomaba una de mis tostadas, me agite un poco al no sentir el suelo en mis pies, suéltenme malditos bandidos.

─Hey, puedo caminar sola─ exclame intentando soltarme.

─Huy, mira tú, si no lo dices no me doy cuenta─ se burló Travis.

─Es más divertido cargarte─ carcajeo Connor.

─Me las pagaran, malditos ingratos─ jure al viento, los chicos rieron más fuerte, ¿por qué a mí Zeus?

Llegamos a una especie de hoguera en la mitad del comedor, algo me dijo que estos locos me iban a tirar al fuego como en antaño lo hacían con las brujas, adiós mundo cruel; pero simplemente me soltaron enfrente de esta, mire como ellos tiraban parte de su comida y hacían una oración muda, cuando terminaron me miraron con sus ojitos diabólicos incitándome hacer lo mismo, me acerque arrebatándole mi tostada a Connor y justo antes de quemarla vi a una niña de no más de nueve años cuidando el fuego, que irresponsable de parte de Quirón ponerla ahí, se podría quemar o algo peor, mire a los hermanos, pero ellos no parecían verla, ya me volví loca, le sonreí a la niña y la salude con la mano, ella pareció sorprendida y me respondió el saludo.

─Debes rezar y encomendar tu ofrenda a algún dios─ intervino Connor al fijarse que no sabía que mierda hacer.

─ ¿Y qué pasa después, el dios se come la comida?─pregunte confundida.

Los hermanos intercambiaron miradas y explotaron en carcajadas, sentí mis mejillas arder, en mi cabeza esa pregunta era bastante lógica, ellos seguían riéndose, idiotas.

─Enana, tienes futuro como comediante─ dijo Travis cuando termino de reír.

─Vas aprendiendo pequeña padawan─ se limpió una lagrima imaginaria Connor.

─Que te den─ gruñí y me di vuelta para quemar mi comida.

"Madre podrías reconocerme ya, ¿no?" pensé mientras arrojaba una tostada.

Me voltee para pasar entre medio de ellos y chocar con sus hombros en plan chica ruda, hasta que sentí gran parte de las miradas sobre mí, acaso tengo algo en la cara, mire los Stoll por sobre hombro, pero ellos solo señalaron algo que estaba arriba de mi cabeza, genial ahora se volvieron locos, decidí mirar arriba y había una especie de símbolo, dos antorchas entrecruzadas de color morado oscuro, solté un gritito.

El imposible, Nico di Angelo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora