6. Michael Adler

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Esteban había llevado a Emanuel a su psicóloga. No pude ir acompañarlo, tuve que estar todas esas horas de la tarde metida en mi laptop por las clases, y en un mes me llegarían los nuevos libros que me servirían para los exámenes finales.

La verdad es que estoy intentando prepararme mentalmente. Sé muy bien que pasare días, mañanas y noches repasando cada página, subrayar, escribir en mi borrador y estaré sin dormir, y tendré que comprar más granos de café para que me ayude a mantenerme despierta mientras estudie.

Le di las gracias a Esteban. Al parecer Emanuel está dando buenas señales, busca su forma de comunicarse con quien el cree que puede confiar y había procurado que le mostrara el dibujo, eso fue tan significante para mí. Su dibujo fue la manera de ver que por fin tenía un amigo, estaba retractando un momento feliz de él en una hoja de papel con colores.

Estoy feliz por los pequeños avances de mi hermano. No creo que todavía esté preparado para volver a la escuela, no quiero exponerlo tan rápido, siento que necesita tiempo aun y él se siente seguro aquí, con sus cosas, sus juguetes, sus crayones o tal vez lo sobreprotejo mucho. Mi miedo es ser mala hermana para él, no quiero fallarle, ni menos cometer un error y hacerle daño: Emanuel es lo único que tengo en mi vida desde que nuestros padres se fueron, y yo sé que soy la única persona para él.

No me imagino una vida donde no este Emanuel. Creo que papá y mamá me dejaron una compañía para toda la vida, aprendí mucho con mi hermano, me divertía a su manera y sé que él siempre será feliz. Porque es lo que quiero para su futuro, que tenga una vida normal sin que nadie lo juzgue, él crecerá tal vez tenga otros avances en su enfermedad mental, nadie sabe, ni yo, ni los doctores como será cuando él comience a desarrollarse, en meterse en la adolescencia. Tenemos la esperanza que al menos haya un cambio en él.

Suspiro mirándome en el espejo de mi habitación.

Tuve que revolver todo mi armario para escoger un atuendo cómodo pero bastante lindo para esta ocasión de ser niñera de Bastian. Estuve una semana también pesando en cómo debería comportarme delante de un niño tan inteligente como Bastian.

- Es solo un niño. - Me hable a través del espejo.

Baje a la sala. Esteban esta con Emanuel tratando de hacerle compañía, están sus hijos jugando con sus juguetes.

La psicóloga le aconsejo que es mejor intentar intégralo con más niños.

- Cuídalo por favor.

- Lo cuidare, ve hacer tu trabajo de niñera. - Sonrió mirándome.

Miro a Emanuel una vez más ante de irme. Me es difícil dejarlo solo, aunque sé que esta con Esteban pero aun así me da culpa dejarlo.

- Ve. - Me saca de mis pensamientos.

- Perdón, llámame por si ocurre algo.

Salgo de la casa.

Por eso había elegido de estudiar en la casa. No puedo dejar solo ni un minuto a Emanuel, aunque sean cinco minutos para mí son un infierno si no estoy a su lado.

- Te tardaste dos minutos, pero te lo perdono. - Bastian me deja entrar a la casa.

- Gracias. - Sonrió.

Se nota que sus padres no están presentes.

Me ofrecí aparte de ser niñera de Bastian, en ser como una mucama. No estaría todo el tiempo estando detrás de él, no quiero irritarlo porque se cansaría de mí. Le... en realidad, les haría de almorzar, merienda y cena, limpiaría la casa, hasta su ropa, quiero tomarme este pequeño trabajo de un mes con mucha responsabilidad.

Sin Control [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora