22. Victor...

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Desde que la llegada de los Adler mi vida se volvió sin control. No pensé que el mundo era tan chiquito cuando supe que mis padres conocían al señor y la señora Adler que tenían amigos en común, y yo casi pensaba que ellos eran los malos de esta historia, pero fue todo lo contrario.

Entro en la habitación de Victor.

- Quiero verla ahora, no me importa... - Escucho su voz. Está enojado y desesperado.

Me acerco hasta la camilla, y sus ojos van directo hacia a mí. El señor Adler está del otro lado sosteniéndolo a su hijo, y de otro lado esta Bastian luce deprimido, está sentado en una silla y mira sus manos.

- Ash... - Bastian alza su mirada, y corre directo hacia a mí. Sus pequeños brazos me abrazan.

Extrañe a este pequeño también. Seguro sabe la situación de Emanuel, no me sorprendería que estuviese triste porque sé que le agrada mi hermano.

- Hola Bastian. - Le regalo una pequeña sonrisa.

- ¿Ahora si puedo ir a ver a Emanuel? - Miro al señor Adler.

- Si es lo que él quiere, está bien. - Charlie se acerca a Bastian.

- Nos vemos después Ash.

- Nos vemos Bastian. - Le doy un pequeño beso en su mejilla, y se va con una pequeña sonrisa con su padre. Los dos salen del cuarto, y nos quedamos Victor y yo.

Suspiro pesadamente, y me siento en la silla.

Tiene un suero, en su abdomen tiene tapado la gran herida. Perdió bastante sangre, pudo haber pasado algo peor pero todo salió bien al menos.

- Casi destruyes el cuarto.

Trato de romper el hielo. Siento que hay tanta tensión en este cuarto que me siento asfixiada, pero su expresión no cambia, sigue seria y me mira a los ojos.

- No intentes hacerte la fuerte conmigo Ashley.

Siento un escalofrió recorrer por mi espalda, y trago seco.

- ¿Cómo estás?

- No me importa mi situación. - Responde. - Tampoco quiero que te preocupes por mí. Me contaron sobre la situación de Emanuel.

- Victor... no quiero volver a llorar...

- ¿Qué tiene de malo llorar?

- Debí ser yo que recibiera una bala en el abdomen.

- No. - Estira su mano para alcanzar la mía. - Estoy aliviado de que tú estés bien. Quería verte, y ahora que estas aquí estoy tranquilo.

- Gracias.

- No me agradezcas.

- Si debo hacerlo. Antes no quería saber lo que mis padres hacían; en mi mente siempre me imaginaba la familia perfecta, la madre perfecta y mi padre perfecto que llegaba a la casa con regalos para Emanuel y para mí. A mí nunca me importo ser pobre, nunca me importo el dinero, solamente quería tenerlos a ellos. - Relamo mis labios. - Y ahora qué sé la realidad, que lo que yo creía era todo falso. Ese sueño de la familia perfecta se esfumo cuando empecé a ver la realidad.

- La realidad duele. - Hace una mueca.

- Si. Pero aunque duela, al menos sé la verdad ahora de lo que ellos hacían.

- Quería decirte una cosa más... Julia ¿Tu hermana?

- Si...

¿Se habrá entrado que fui secuestrada? No lo creo, siempre le importo ella misma.

Sin Control [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora