- No entiendo porque me estas mostrando esto.
Esteban obligo a sus guardaespaldas que trajeran una televisión y un dvd. Él puso los discos que tiene en una carpeta negra con una etiqueta en el centro que dice: Grabaciones de Aller.
- Para que veas la realidad de lo que hacían tus padres.
Papá entra a la sala de estar ahí está un poco cambiado. El sofá es de otro color. Él se quita su chaqueta y se sienta con los demás hombres, agarra un cigarro y se lo lleva a la boca: quiero creer que no es él, porque nunca me hubiera imaginado a mi padre fumando. Es horrible verlo de esta forma: después bebe un poco de whiskey y se ríe con esos hombres.
Unas mujeres están sentadas en el regazo de algunos. Hasta que aparece una pelirroja, se le sienta sobre mi padre y él parece no importarle mucho, en realidad la deja, le permite que este así con él.
Esteban cambia de video y pasa otra grabación.
Mamá tiene un vestido rojo apretado, resaltan sus pechos por encima del escote y lleva pintado sus labios del mismo color que su vestido. Ella está fumando mientras camina alrededor del sofá, hasta posicionarse en uno de esos hombres. Papá no está presente. Ella ríe, fuma, bebe, habla y parece divertirse demasiado en ese círculo.
- Tu madre era una de las mejores mujeres que teníamos en este lugar.
Mis ojos están clavados en esa pantalla.
Quiero creer que esa no es mi madre. No puedo verla de esa forma, no puedo imaginármela de ese modo: ella era dulce, buena conmigo y con Emanuel, era una madre que siempre estaba para nosotros, no después de que ella se metiera en esta maldita "empresa". Se dejó llevar, y casi que nos abandonó. Mamá siempre soñó con tener una familia feliz, tener una casa enorme y vivir tantos años para poder ver a su primer nieto, pero eso se nublo después de que papá conociera a esas personas malas.
Desvió mi mirada cuando mamá está apunto de besar a un tipo.
- Señor su vuelo esta por partir en una hora y media.
- De acuerdo. - Lo escucho suspirar. Él arrastra su valija. - Nos vemos Ashley.
Miro de reojo que él se haya ido. Agarro el control y apago la maldita televisión. No puedo seguir viendo esas grabaciones, es demasiado para mí.
- Vendré eso de las doce y punto. El vuelo de Esteban sale a las once y media. - Saca de su bolsillo una picana, y dos inyecciones. - Intenta no cometer un error ¿Si?
Victor me había informado un poco el plan. Nos estaría esperando un helicóptero afuera en el patio trasero, pero primero debo dormir a estos dos guardaespaldas que están cuidándome.
- Parecen los perros de Esteban. - Sonrió divertida mirándolos a ambos. - ¿Quieren jugar a las cartas? ¿O les tiro la pelota?
Miro a Emanuel. Él sigue acostado, sigue durmiendo y sé que no se levantara de ahí.
- ¿Pueden ayudarme a bajar ese juego de mesa? - Señalo el estante de arriba.
Esteban desde que llegamos acá nos dejó juegos de mesas, cartas, algo para entretenernos. Pero nunca jugué con eso, ni cuando me lo pedía para intentar tener una conversación conmigo.
Camino hasta el estante. Aunque haga punta de pie no lograre bajar el juego de mesa, está muy alto y ni siquiera estirando mi brazo puedo alcanzarlo.
- ¿Por favor? - Volteo a verlos.
Ellos intercambian algunas palabras entre sí. Aunque ni siquiera pude escuchar nada, pero eso no importa, lo único que me importa es poder dormir a estos pares de orangutanes.
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Sin Control [✓]
Teen FictionTodo comienza con la mudanza de los Adler, y secretos salen a la luz.