18. El cambio.

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Empezó a cruzar la calle y se escuchó un gran bozinazo, seguido de un grito agudo y me giré para ver que era lo que pasaba.

A partir de aquí todo ocurrió muy despacio.

Al darme la vuelta vi un camión parado en medio de la calle y la gente corría hacia la carretera. Corrí a donde estaba la gente y apartando a las personas llegué al centro.

Ahí estaba, tumbado en el suelo, con los ojos abiertos, no pestañeaba.

Me agaché, lo zarandeé, pero no reaccionó.

-Pelayo, despiertate. —A medida que hablaba la voz de se quebraba más— Pelayo, por favor...

Los ojos se me anegaron en lágrimas.

Al poco rato llegó una ambulancia, alguien debió de llamarla.

-Perdona, tienes que apartarte. —me dijo uno de los médicos.

Me quedé sentada en el suelo, mirando todo lo que hacían, mientras lloraba cogiendome las rodillas.

Le tomaron el pulso y sacaron un desfibrilador.

-No reacciona... —decía uno.
-Intentemoslo más... —dijo el otro mientras le daba otra descarga.

"No quiero que te enfades conmigo por esto."

Y acto seguido pude ver la silueta de Selu de pie al lado del cuerpo inerte de Pelayo.

-Hora de la muerte: 14:27.

Selu se agachó, acercandose a Pelayo y pareció que éste le absorbía.

¿Acababa de entrar en su cuerpo?

Pelayo abrió los ojos tomando una gran bocanada de aire.

Los médicos se sobresaltaron y se miraron entre ellos sin entender lo que ocurría.

Le tomaron el pulso y al ver que volvía a estar vivo lo subieron a la ambulancia en una camilla.

-Oye, tú, chica, ¿le conoces?

El médico que antes me había apartado ahora me estaba señalando.
-Si..

-Si quieres puedes venir con nosotros.

Asentí y me subí a la ambulancia.

Me senté cerca de Pelayo y le cogí la mano. Tenía magulladuras por todas partes.

Parecía desorientado, como si no supiera que estaba pasando.

-Tranquilo, estoy contigo. —dije tratando de que se relaje.

El solo giró la cabeza y cerró los ojos.

No volvió a abrirlos hasta dos dias después.

Durante esos dos días no me despegué de su lado, no volví a ver a Selu y hablé con todos los médicos.

Estaba sentada en esas sillas incómodas que ponen en los hospitales leyendo un libro, cuando vi movimiento por el rabillo del ojo.

Bajé el libro y vi a Pelayo con los ojos abierto mirando a su alrededor.

Me levanté y me acerqué a él.

-Hola, ¿qué tal te encuentras? —le sonreí para que se tranquilizara.

-Bien, pero, ¿dónde estoy?

-En el hospital, ¿no te acuerdas? —negó con la cabeza— espera mientras voy a llamar al doctor.

Estaba ya saliendo por la puerta cuando Pelayo habló.

-Enfermera, ¿cuánto tiempo he estado dormido?

Me giré despacito.

-¿Enfermera? —me acerqué a su cama lentamente.

-Sí, ¿no eres tú mi enfermera?

-¿No sabes quien soy?

-Pues no, ¿debería saberlo?

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Se que este capitulo es muy corto y que tarde muchisimo en subirlo, pero no tenia ni idea de como continuar la historia, me había quedado bloqueada.
Siento haber tardado tanto y espero volver a subir mas amenudo.
Se os lovea.
Andrea.

Destinos cruzados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora