Primera parte: Las cartas de Breaden

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Prólogo: 


Mika Stilisnki era un joven normal, vivía con su padre un reputado agente del FBI, quien a pesar de ser reconocido por su inteligencia y destreza, prefería hacer trabajo de oficina a salir en misiones de campo y Mika sabía que su padre lo hacía para pasar el mayor tiempo en casa juntos como la familia que eran, pues, después de la muerte de su madre cuando él tenía 7 años, su papá nunca más había vuelto a salir en una misión que implique ponerse en la línea de riesgo.


Hoy el muchacho se había despertado con una energía renovada, pues su padre estaría fuera todo el día y él se iba a dedicar a ordenar el desván, donde estaban guardadas todo tipo de cosas y documentos, estos últimos eran los que precisamente más le interesaban, pues quería encontrar alguna pista o algo que le dijera sobre el pasado de su padre. Sabía todo lo básico que hay que saber, pero había una laguna, un misterio más grande que él estaba seguro, se encontraba en el pueblo natal de su papá, Beacon Hills, porque a pesar de que su abuelo aún vivía allí y su tío Scott también lo hacía, ellos nunca, nunca, bajo ningún  concepto iban a visitarlos, era todo lo contrario, todo el mundo iba a verlos y parecía que de vez en cuando salían ciertos temas del pasado que su padre prefería no tocar o desviaba el tema.


La última vez que estuvo su tía Lydia con su tío Scott algo alcanzó a escuchar, pero le faltaba algún trozo de información, aunque estaba contento pues había recopilado bastante en esa noche donde todos se pusieron de borrachera, esa era una de las ventajas de ser menor de edad y que tu padre no te deje beber... que estás lo suficientemente lúcido para notar los detalles que los otros dejan escapar.


Ahora sabía que fuese lo que fuese que ocurrió en Beacon Hills, ocurrió desde que su papá era joven, más menos de la misma edad que él tenía en estos momentos y que hasta el día de hoy no está resuelto por completo, pero fue lo suficientemente importante para que su padre nunca más haya querido regresar allí.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                

-He campeón, tomamos desayuno juntos antes de irme a la oficina, recuerda que hoy estaré en la central, así que no volveré hasta la noche- Stiles se asomó por la puerta mirando a su hijo que estaba acostado en la cama en su propio mundo, pues no respondió cuado tocó la puerta.


-Ok, bajo en seguida, me puedes hacer hotcakes con arándanos y chispas de chocolate- Pidió el muchacho, era su desayuno favorito desde que era niño y sabía que su padre no lo dudaría un minuto en prepararlos.


-Vale, pero en 15 minutos te quiero duchado y vestido listo para desayunar- Stiles como siempre cedió a los caprichos del niño, pues a sus ojos, aún era un bebé.


Ambos fueros a preparar sus cosas, Stiles el desayuno con lo que su hijo había pedido, más una buena jarra de café para comenzar la mañana y un sándwich para llevarse al trabajo pues no sabía si tendría tiempo suficiente para comer. Una vez puesta la mesa con todo listo, vio bajar a su hijo que seguía olfateando el aroma de la comida a su paso; dejó una buena cantidad de hotcakes en su plato y unos pocos en el propio y ambos se sentaron cómodamente a comer como lo hacían casi todas las mañanas.

No soy un maldito Hale, soy Stilinski #STEREKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora