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-¡t/n más vale que salgas de ahí si no quieres un castigo de por vida!-

Escuché decir a mi papá tras la puerta y mi pánico aumento más

-¿Que hago?, Si salgo así me matan-

Susurré con nervios a todos en la habitación

-eso si puedes pararte para poder salir-

Hablo Camilo, lo miré con irá por no tomarse mi desesperación enserio y me llegó una idea a la cabeza

-¡Tines hasta 5!-

Volvió a hablar mi papá pero ahora más enojado que antes

-ve tu-

Dije señalando al Omega, el nego rápidamente

-no, no, no y no-

-¡1!-

-vamos no seas así-

-¡2!-

-¿Y que me den un regaño por tu culpa?-

-¡3!-

-hago lo que quieras por una semana pero sal ¡ya!-

-¡4!-

-van a ser dos semanas-

Camilo rodo los ojos y se transformó en mi, salió por la puerta, iba a recibir el discurso de su vida sin haber hecho nada

-ay, me siento mal-

Dijo Mirabel después de que se escuchará como mi papá salía y suponiamos que Camilo con el

-¿Cuánto crees que te castiguen?-

-depende de cuánto sepan-

Todas nos quedamos en silencio por un momento hasta que Luisa le pidió a Mirabel que me trajera algo para comer y ella salió del cuarto

-...lo siento, yo realmente no quería que pasarás por esto-

Le hable a Luisa después de un silencio un poco incómodo

-esta bien, también es mi culpa-

Me respondió ella y volvimos a quedar en silencio, estaba empezando a pensar lo peor de todo y me aguante las lágrimas que querían salir de mis ojos

Luisa se paró un momento, me abrazo mientras me ponía en sus piernas con cuidado de no lastimarme,luego me cubrió con la sábana y mientras lo hacía aproveche el momento para mirar todas las marcas que me había hecho.

-esta bien, haremos que funcione ¿Si?-

Yo asentí y después de un momento en más silencio hablé.

-¿Me das un beso?-

La miré cuando no escuché su respuesta, pensé que se había enojado por mi atrevimiento pero solo estaba sonrojada mientras miraba a otro lado con nervios, luego susurro un "si" y juntó sus labios con los míos, era la primera vez que le daba un beso mientras estaba conciente de que lo hacía y se sentía como la gloria.

Al principio todo era tranquilo, solo nuestros labios tocándose, pero después todo se puso más picante, nuestras lenguas se encontraban, hacían fricción en el encuentro de manera sucia y pervertida, su mano fue subiendo por todo mi cuerpo y cuando me iba a quitar la cobija de encima Mirabel se aclaró la garganta algo incómoda por lo que acababa de ver

-si quieren dejo esto por aquí y siguen en lo suyo-

Dijo ella señalando el plato de comida que tenía en una mano y el jugo en la otra, Luisa y yo nos alejamos algo avergonzadas pero no dijimos nada en lo que nos acomodamos de nuevo.

Conquistando A Luisa MadrigalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora