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-hazlo suave Luisa-

-Amor, es lo que estoy intentando pero no puedo, está demasiado apretado...creo que tengo que hacerlo rápido para que no tardemos tanto-

Ella tomo mi pierna derecha y la elevó casi a la altura de su hombro, yo me apoye con mis antebrazos en el colchón cerrando los ojos cuando sentí como lo retiraba lentamente

-¡Ay!, Espera más despacio me está doliendo-

Mirabel entro con las mejillas rojas y los ojos cerrados al cuarto que ahora compartíamos Luisa y yo

-¡No hagan eso a plena luz del día degeneradas!-

Sentí las mejillas arder por lo que dijo pero apenas me iba a quejar Luisa jalo el papel con cera de mi pierna, intente gritar pero Luisa fue más rápida tapandome la boca para que no lo hiciera.

-no estamos haciendo nada malo Mirabel, puedes abrir los ojos-

Ella dudo un momento pero cuando lo hizo se vio como se relajo rápidamente

-ya me estaba asustando, ¿Por qué le depilas las piernas a t/n?-

-queria saber que se sentía-

-auch-

Luisa me quito la mano después de ver qué estaba más calmada y yo me sobe la pierna con los ojos aguados

-¿Quieres que siga amor?-

Yo negué rápidamente quitando mi pierna de su mano y ella sonrió

-te dije que iba a dolerte-

-debiste detenerme no concentirme-

Mirabel se aclaró la garganta cuando nos pusimos a jugar y encerramos en nuestra nube de cariñitos

-bueno, yo solo venía de informante a decir que la abuela quiere hablar con ustedes dos-

Ella salió sin responder nuestras preguntas sobre el porque del llamado así que nos organizamos y fuimos a hablar con ella, esto me daba algo de inseguridad pero no dije nada al respecto

-no pasa nada ¿Bueno?-

Yo mire a Luisa y asentí con las mejillas sonrojadas por darme cuenta sobre el vínculo y le tome la mano mientras caminábamos, nada podría salir tan mal de esa charla.

Conquistando A Luisa MadrigalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora