Conquistando A Luisa Madrigal

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Sin duda alguna tener un hijo es la mayor de las bendiciones, el sentimiento de ser madre y ver a esa pequeña criaturita que salió de ti crecer y formar una vida no tiene comparación, entonces si traer vida a este mundo es tan hermoso, ¡¡que alguien me explique porque carajos duele como la mierda!!.

Me había puesto en labor de parto hace 6 horas, seis horas llenas de agonía y sufrimiento, seis horas dónde Luisa se cuestionó si era la persona más fuerte del mundo porque ya le había hecho mierda la mano de tanto apretarsela y seis malditas horas en dónde me arrepentía de no haberme puesto a pensar que cabía la posibilidad de que Luisa tenía semen de trillizos.

-respira con calma amor-

Me dijo Luisa, estaba angustiada por mi y nerviosa como nunca y eso no me tranquilizaba para nada

-¡¡No me pidas que respire!!-

Me sentía mal por gritarle pero después del parto me disculpo, porque ahora no me sentía con la capacidad de tener paciencia con nada.

-puje-

Escuché decir al médico y con el último aliento que me quedaba lo hice, me dolió horrible si, pero saber que era el último me traía una gran tranquilidad.

Cerré los ojos con fuerza y volví a forzar el agarre que le tenía en la mano a Luisa, se me estaban saliendo las lágrimas del dolor hasta que se escuchó otro llanto en el cuarto blanco.

-felicidades son tres varones muy sanos-

El doctor nos avisó y después unas enfermeras se acercaron con ellos hacia nosotras, me conmovió mucho ver a Luisa llorar mientras cargaba a uno de los bebés.

Por último sacaron la placenta y nos dejaron solas con los bebés ya vestiditos.

-parecen salchichones mal hechos ¿No?-

Le dije a Luisa mientras amamantaba a uno de ellos porque los otros dos ya se habían quedado dormidos.

Luisa soltó una pequeña risa mientras me veía a los ojos.

-amor...son perfectos, lo hiciste muy bien, te amo-

Me puse algo tímida por eso, ella se acercó a besarme y a decirme miles de cosas cursis, la amaba tanto.

Todos en el pueblo estaban muy contentos por el nuevo nacimiento así que hicieron una fiesta mientras yo me la pasé en cama, aveces me preguntaba porque nací aquí, pero no me arrepiento de nada, arrastre a Luisa a quedarse conmigo.