II

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Giyuu y Zenitsu volvieron al auto sin hablar, de hecho llevaban un buen rato ahí sin que alguno supiera qué hacer o decir.

—¿Quieres que te lleve a casa con Uzui?–.

Zenitsu no respondió, permaneció con la mirada fija al frente como si estuviera perdido en un recuerdo.

—O podemos ir a la panadería con Tanjiro, él siempre sabe qué decir... o quizá ir con Inosuke a que nos aviente a ambos de las escaleras– logró que Zenitsu soltara un soplido de gracia.

—En realidad creo que debería ver cómo volver a casa en autobús desde aquí para cuando necesite venir–.

El talento de Giyuu para leer a las personas le hizo saber que no debía dejar al rubio solo. Algo malo le habría pasado para que de pronto se apagara de esa forma y francamente la compañía le haría bien a ambos en ese lío.

—Te traeré cuando quieras, puedo ayudarte en lo que necesites y escucharte– mirarlo a los ojos le encogió un poco el corazón, aquellas lágrimas no parecían ser de berrinche o miedo como habitualmente.

—Podemos apoyarnos sin importar lo que decidamos– vio su semblante mejorar bastante hasta dejar de parecer un fantasma en pena.

—¡Siento mucho haberlo juzgado tan mal! No es tan antipático, grosero y antisocial como yo pensé– quizá debió darse cuenta cuando le ayudó a acostumbrarse a la adjuntía.

—Voy a tomarme eso a bien–.

—Dígame ¿quiénes son sus dos sospechosos?–.

—Entonces ¿A dónde vamos?–.

—¡No me ignore ni cambie el tema! Bueno vamos con Tanjiro, ya me dio hambre–.

El camino iba bastante tranquilo hasta que en un semáforo quedaron al lado del auto más malditamente llamativo, extravagante y costoso de la ciudad, Zenitsu no alcanzó a agacharse antes de que Tengen los descubriera.

—Mierda–.

—¡Oye, Zenitsu! ZENITSU– por un largo tramo fueron llamados a gritos, pitidos e insultos con pitidos hasta que Tomioka encontró lugar para estacionar. El rubio fue arrancado de su asiento por Tengen que se apresuró a bajar y sacarlo del aburrido auto de Giyuu.

—¡¿Qué demonios haces, Pichón?! ¿Cómo te atreves a ignorar mis llamadas y mensajes? ¿¡Qué hacían!?–.

Giyuu también bajó, ¿Qué tanto se le podría decir de verdad a Tengen? No mucha por lo que vio en el rostro del joven y por lo que escuchó, generalmente el apodo era Pichoncito y sin enojo.

—Llevé a Zenitsu al doctor, a ambos nos mandaron por un error que hubo en los resultados del chequeo en la escuela– el enojo en el maestro de arte fue sustituido por una gran sonrisa de alivio.

—¿Y qué era, todo bien?– con una mirada cómplice supieron que ya no sabían qué decir así que el rubio habló muy bajo lo primero que pensó.

—Sí... eran gases– la cara de Tengen era de incomprensión y risa contenida.

—Íbamos a la panadería de Tanjiro– el gesto de Uzui se tradujo en un "Más bien vamos".

—Si Uzui te lleva entonces puedo ir a ocuparme de otras cosas– como pensar en cómo demonios le dirá a dos personas que está esperando un bebé que a lo mejor es suyo.

—No seas aburrido Tomioka, tienen buenos panes y bonitas meseras– un pellizco le impidió seguir hablando.

—Los veo mañana– antes de que pudiera moverse se vio atrapado por el abrazo más fuerte y dulce que había recibido en un buen rato.

Posiblemente padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora