Para cuando Kagaya llegó a la escena, Kanae ya se había marchado con su corazoncito destrozado y Kyojuro había recordado que debe parpadear por más impresionante e hiriente que sea lo que pase frente a él.
—Los tres, por favor acompáñenme–.
El camino a la dirección le sirvió al rubio para pensar ¿Qué pasaría si al final el bebé no fuera suyo? Seguramente sería lo mejor para su salud respecto a lo que Shinazugawa podría llegar a hacer, quizá también para Tomioka que parecía corresponder a los sentimientos del animal albino pero...
¿Qué hay de sus sentimientos? Hasta hace poco pudo aclarar sus pensamientos y darse cuenta de lo mal que actuó con Tomioka por no saber lo que sentía y ahora... ahora se siente culpable.
¿Qué ejemplo le estaría dando a Senjuro? Él fue quien le habló de las chispitas que sientes en el cuerpo cuando alguien te gusta pero no le dijo que habían varios tipos de chispas.
¿Qué hay de todas esas cosas tiernas de las que Mitsuri siempre le habla sobre el amor? Todo eso de los nervios, las manos entrelazadas, los latidos tan fuertes que sientes el corazón en las orejas, los celos y las ganas de arrancarle la cabeza a mordidas a la gata rompe hogares que se le acerque a tu amorcito.
Tiene más que confirmado que su cuerpo se llena de chispitas, incluso fuegos artificiales al estar con Giyuu... pero el mayor problema es que su cuerpo se incendia cuando está con alguien más.
Quizá es sólo que su amor con Tomioka no es como el de Mitsuri con Obanai y debería preguntarle o pedirle consejos.
Kyojuro vio cómo Sanemi se colocaba entre él y Tomioka en el pasillo al mismo tiempo que lo alejaba de él y sintió aquello de querer arrancarle la cabeza, el problema era que al parecer él era la gata rompe hogares entre Sanemi y Giyuu.
A ninguno le pareció extraño que Kagaya se detuviera frente a su oficina y les hiciera señas de que pasaran, la suave sonrisa hizo pasar el acto como una cortesía aunque en realidad fuera a aventarlos a la muerte.
Kyojuro deslizó la puerta, dio un vistazo al interior y cerró la puerta con rapidez.
—¡Corran!–.
Ni tiempo le dio a Tomioka o a Shinazugawa de entender, menos de reaccionar cuando la puerta se abrió nuevamente para dejar ver a un Rengoku más alto, con más pechotes y un aura amenazante con olor a muerte que hasta Sanemi se sintió chiquito frente a él.
—¿Piensan quedarse ahí toda la tarde?– incluso su voz sonaba a que de un golpe te deja pendejo de por vida.
Shinjuro terminó saliendo al pasillo porque ninguno de los tres se movía, sólo él se dio cuenta de que el director Ubuyashiki se marchó luego de una pequeña reverencia.
—Padre ¿Qué es lo que sucede?–.
Kyojuro recibió una bofetada que hizo a Tomioka preguntarse si ya quería vomitar de nuevo por el embarazo o si era sólo por el pánico de que le reiniciaran el windows de esa forma.
—Silencio, ya que no fuiste capaz de hablarme de algo tan importante no hablarás a menos que te lo pida– el Rengoku menor bajó hasta quedar de rodillas frente a su padre, con la mirada gacha y esperando.
—¿Tú eres el doncel?–.
—Pendejo ¿Tengo cara de doncel?– el insulto le valió a Sanemi una bofetada que casi le hizo ver su vida pasar. Pero él no estaba dispuesto a arrodillarse frente al papi de Kyojuro.
—Entonces eres tú– casi se pudo escuchar el rechinar del cuello de Tomioka por asentir estando tan tenso.
—No está mal, entiendo el desliz de Kyojuro– salía humo de las orejas de Sanemi al ver que Shinjuro analizaba el aspecto de Tomioka, decidiendo que es digno de la casa Rengoku.

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Posiblemente padre
FanfictionLa vida de seis personas cambió por completo a partir del momento en que dos donceles, Giyuu y Zenitsu, quedaron en cinta. El nombre de Giyuu estará en boca de toda la escuela cuando se descubra el drama de que los profesores de matemáticas y de his...