Capítulo 22

172 13 1
                                    

SERPIENTE OSCURA.

La sorpresa me arropa y no me siento capaz de pronunciar palabra alguna. Camino observando cada detalle del lugar y me asombra lo imponente que logra verse este simple gimnasio. Su colores y sus contrastes me dejan anonadada. Jamás había estado en uno, y no se porque me siento tan emocionada por estar en este simple sitio.

Por otro lado, admiro la valentía que tuvo que tener Deimon al momento de querer introducirme en lo que es su mundo y su espacio que dice que es como su hogar. Tuvo que ser una elección bien pensada y algo que ya venía planeando con antelación, aunque supongo que él no estaba esperando que fuera hoy; pero aún así, lo valoro y aprecio mucho, ya que sé como es él y esto no es algo que haría con cualquier persona.

Deimon se mantiene en el mismo sitio, mientras yo me paseo por todo el lugar sin alejarme tanto; mi cuerpo actúa solo y sin darme cuenta me plantó encima de la especie de colchoneta. Una sonrisa sale de mí sin razón alguna o eso quiero pensar, estar aquí me emociona internamente y no entiendo la razón.

—Oye— Harrison llama mi atención y por simple inercia mi sonrisa desaparece y salgo de mi ensoñación —. Primera regla, para montarte en el Katami primero debes de quitarte los zapatos— él mira la colchoneta y es allí cuando entiendo que aquí se le llama Katami, sus ojos vuelven a los míos y una sonrisa comprensiva aparece en su rostro.

Pero por mi parte no puedo decir lo mismo, ya que lo único que siento es como la vergüenza hace mi rostro se torne rojo.

—Lo siento— voy con la intención de ir al banco más cercano, pero Harrison me detiene nuevamente aunque está aún un poco lejos de mí.

—Te puedes sentar y quitártelos aquí, ya que si sigues caminando encima de el, dejarás las marcas de los zapatos y tendría que limpiarlo— su sonrisa juguetona hace acto de presencia, y se acerca a paso lento,  yo asiento apenada y me siento en el colchón o como él le dijo… Katami —¿Qué te sucede, pequeña bestia? Te siento más nerviosa… más de lo usual ¿Qué ocurre?— la preocupación recorre su rostro. Y no lo puedo culpar, yo lo estoy arruinando todo y no llevamos ni veinte minutos aquí.

Él se sienta a mi lado, y se quita sus zapatos.

—Solo… olvídalo— me quito los zapatos, y me levanto rápidamente para colocarlos donde veo que hay otros.

Pensaba que no había nadie aquí, observo a mi alrededor y me percató que hay como un mini Rin de boxeo con un par de chicas y chicos practicando.

—Alaia, espera…— no se en que momento llegó tan rápido a mi lado, pero supongo que me he quedado más tiempo del que creía admirando como aquellos chicos practicaban—. Dijimos que sí teníamos algo o, sentíamos algo; lo hablaríamos y no nos cerraríamos ¿Lo recuerdas?— él tiene razón, pero no lo puedo evitar; siento que lo estoy arruinando todo.

—Lo sé, Harrison…

—¿Y entonces?— inquiere preocupado.

—Es que no quiero arruinar este momento, todo es tan… Perfecto a su manera, y es por ello que no lo quiero estropear por mi tonta y descuidada actitud— por alguna extraña razón, mis ojos se empiezan a empañar y él simplemente me acoge entre sus brazos antes de que las lágrimas empiecen a brotar de ellos.

Nuevamente siento seguridad por su pequeño gesto, y es allí cuando mis inseguridades se disipan instantáneamente.

—No lo haces, deja de pensar tanto las cosas ya que no te hace bien hacerlo. Solo deja que las cosas fluyan a su manera, y verás que todo saldrá bien…— levanta mi rostro para que lo mire a los ojos y estos tienen cierto brillo, me alegra de que aún se mantengan así. No me gustan cuando se tornan opacos y oscuros.

Lo Que Esconde La Perfección [COMPLETA] © LIBRO #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora