Capítulo 21

149 11 1
                                    

DEJA VU

Cuando salimos fuera de la clínica, no veo mi auto el cual estaba conduciendo Robert; de seguro que ya mamá le notifico que saldría unas horas por la ciudad.

Vamos hasta el estacionamiento y veo la camioneta de Harrison. Ya cuando estamos a centímetros de está, Deimon me toma me la mano para girarme hacia él. Pienso que me va a dar un beso, pero no, tiene en su otra mano una pañoleta y una sonrisita juguetona.

—¿Es en serio?— inquiero cruzándome de brazos y él asiente—. ¿No podríamos ir en el auto como personas normales?

—Lo normal es aburrido ¿Dónde queda la diversión de salir contigo?— me da la pañoleta, pero me niego a tomarla.

—Sí, divertido será cuando nos pase un policía por el lado y nos detenga. Y no creo que sea ciego como para no darse cuenta de que estoy con los ojos vendados. Allí le diré que solo lo hacemos porque ir como personas normales en el auto es aburrido.

El piensa un momento antes de hablar y por lo qué imagino que está ideando una respuesta ágil como solamente él las sabe dar.

—Entonces le diría que estoy secuestrando a una chica super apática y fría, con él fin de que aprenda a amarme. Creo que eso lo conmovería para no multarme, supongo que por eso se multa a las personas, según tú — mi cara palidece y mis mejillas se sonrojan. Por otro lado Harrison suelta una carcajada ante mi estado, sé que le gusta causar ese efecto en mí; pero a mí no me gusta para nada.

Le doy un golpe en su brazo molesta y ya con mi paciencia al límite.

—¡No es gracioso, Harrison! Tus comentarios me hacen enfadar.

—Para mí, sí que lo es. No eres la única a la que le gusta jugar. Y ver tu cara sonrojada es otro nivel de satisfacción.

—¡Pero ya tú llevas al extremo tus dichosos juegos! ¡Y deja de estar haciéndome sonrojar!— le hablo de manera fría y firme.

—No es para tanto, pequeña bestia. Además, los vidrios de mi auto son oscuros; así que tu teoría no es válida, nadie va a detenernos y menos por esa tontería de que vas con los ojos vendados — vuelve a darme la pañoleta pero aún no la tomó.

—Pero, sí…

—¿Siempre tienes una escusa para todo?—Ya se que lo estoy impacientando y ahora la que se divierte soy yo.

—A decir verdad. Sí que las tengo.

—Que irritante eres a veces—esté gira los ojos y niega con la cabeza.

—Y aún así sigues aquí, y aparte riéndote de mí. Y según tú de “mi cara sonrojada”— hablo irónicamente y es allí cuando su sonrisa aparece.

—¿Y que tiene que ver eso? No porque seas irritante debo alejarme de ti, al contrario, eso es algo que me gusta de ti. Y en dado caso que me aleje ¿con quién voy  divertirme luego?— baja la mirada un momento y luego pasa a mirarme con las comisuras de sus labios levemente levantadas.

—¿Acaso estás diciendo que soy un juguete? Si es así, yo me voy— replicó indignada ante su comentario. Sí, ya sé que ignore lo demás, pero ya que él quiere jugar; yo también aprovecharé la oportunidad.

Lo Que Esconde La Perfección [COMPLETA] © LIBRO #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora