Capítulo 3

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ODIO LOS LUNES.

El fin de semana ha acabo y con el, se han ido todas mis ganas de seguir viviendo.

Ya sé lo que dirán... "estás siendo dramática".

No lo soy, en serio, lo puedo justificar; lo que sucede es, que los lunes me recuerdan que debo de colocarme mi máscara nuevamente, me recuerda que debo de volver a montar mi teatro de chica "buena".

Para ser sincera, me da tanta molestia ser falsa pero, es la única opción que tengo por mi familia, por la comunidad y por todos. En serio quisiera ser yo o, lo que considero que soy. No saben cómo odio ser una persona falsa, por así decirlo, odio tener que fingir algo que no consigo ser, lo cual se me hace muy incómodo.

También quisiera poder compartir lo que siento con mi mamá, así como lo haría una hija con su madre. Pero tengo la seguridad de que ella me juzgaria en un dos por tres y me enviaría con un psicólogo o peor, con un psiquiatra.

A veces siento y quisiera tener un escape diferente al de pasármela encerrada.

Aunque el encierro me ayuda a liberar un poco de lo que he venido comprimiendo a lo largo de la semana, y como mamá no se la pasa en casa, es mucho mejor para mí. Prácticamente, ella pasa todo el día en el trabajo, el único que está conmigo en casa es Ben y cuando nota que aún estoy en mí habitación prefiere no molestarme. Pero eso si, me envía uno que otro mensaje preguntándome si tengo hambre o si me siento bien.

Los días que mamá no está en la casa, vienen señoras de servicio doméstico. Ellas se encargan de hacernos comida y están pendientes del aseo de la casa. Obvio, ellas entran a mí habitación cuando yo voy al instituto, porque de lo contrario, nadie entraría, el único que si puede entrar es Ben.

Ya mamá es otra historia, cómo les digo, ella no respeta para nada mi privacidad, ella entra como perro por su casa.

Debido a eso, he tenido que esconder varias de mis cosas en la habitación en lugares estratégicos para que cuando se le antoje entrar, consiga todo bien. Mi diario siempre lo llevo conmigo a todos lados; es necesario que lo lleve todo el tiempo porque, de lo contrario, no podría liberarme si estoy en un sitio público, ya que aguantar del instituto a la casa sería una completa tortura.

Y no es como que el mismo tenga infinitas páginas, si es lo que están pensando. Ya he tenido muchos diarios a lo largo de mi vida, ya que, desde pequeña he usado este método como medio de desahogó. Siempre estaba sola, cuando ocurrían esos sucesos, los cuales se volvieron mis tormentos en la actualidad; y por medio de la escritura me sentía como que si se lo estuviera contando a alguien más, pero no quiero recordar a ese monstruo ahora.

Pero sí, he tenido muchos diarios desde ese entonces y en ellos están escritos algunos acontecimientos y recuerdos de esas épocas sombrías, y otras cosas, más personales e íntimas a nivel extremo.  Es por eso, que los tengo escondidos en mi cuarto ya que mamá no sabe mucho sobre esas anécdotas.

Volviendo a la realidad, hoy no tengo muchas ganas de levantarme de mi cama. Solo quiero seguir allí, en mi pequeña y cómoda cueva, en mi lugar seguro, bajo las sábanas de mi cama y el confort de mi habitación.

En serio que no me apetece ir al instituto hoy (como siempre), he intentando hacerme la enferma múltiples veces para no ir pero, mamá me terminaba descubriendo y me manda así sea arrastres, según ella dice que puedo arruinar mi registro perfecto de asistencia lo cual ocasionaría que se me dificulte el entrar a una universidad de prestigio, aunque no se si la veracidad de lo que dice, pero prefiero no refutar. La verdadera razón por la cual detesto ir es por el odio que le tengo a ese montón de estirados y niños ricos.

Lo Que Esconde La Perfección [COMPLETA] © LIBRO #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora