3|Cool With You

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"Vamos a definir lo que es justo"


Una nueva mañana, la misma máscara.

No había diferencia entre un mentiroso y él. El mensaje que le indicaba que hoy tenía que ser un día perfecto llegó antes de las 6 am. Los pisos impecables, el polvo sacudido y la ropa sin ninguna arruga, no había nada que pudieran hacer mal ya que era una rutina. Sonrisas, abrazos, halagos y palmadas en la espalda con amor.

—Buen día, Joven Kessel—Saludaba el mayordomo.

—Hey, buen día. ¿Ya llegaron?—preguntó con hastío.

—Están aquí dentro— respondió señalando la puerta de madera tallada.

—Odio esto—confesó mirando a sus zapatos perfectos y brillantes.

—Solo es quizá hasta las 9 pm, Joven.

—Es más que suficiente para ser una tortura.—Alzó la mirada y sonrió para después regresar a su semblante indiferente. Volvió a intentarlo, sonrió y miró al hombre a su lado—.Por favor, la puerta ,Jiro.

—Adelante—dijo abriéndole.

Alegre y dichoso, dio paso al comedor. Sus papás le dieron una mirada de arriba hacia abajo y asintieron.

—Cariño, buenos días—enunció la mujer vestida con un elegante conjunto.

—Un poco tarde para despertar Samuel—dijo su papá sonriendo.

—Padre, madre, buen día.—Sonrió cálidamente y desvió su mirada a otro asiento—.Hola señor y señora Noiran.—Haciendo una reverencia ante su presencia.

—Pero mírate Samuelito, cuanto has crecido. Estas muy guapo—dijo la señora mayor alegremente.

—Igual se ve muy bien, parece que los años no pasan en usted—contestó la adulación.

—Está claro que serás un buen prospecto para cualquier mujer—opinó el señor Noiran.

Por un segundo la presión aumentó. Sam sentía que en cualquier momento miraría apático. Su padre se aclaró la garganta y cortó el momento de incomodidad.

—Así será querido amigo—contestó feliz—. Pues comamos antes que se haga más tarde.

—Claro—respondió la madre de Samuel—. Recordamos sus platillos favoritos e hicimos que los cocinen.

La conversación pasaba por los mismos puntos cuando llegaban invitados; El día de hoy, el clima, el trabajo, el manejo gubernamental, aumento de precios, chistes malos, juegos de fútbol, comidilla sobre alguna familia, otros chistes malos y así hasta saber que era hora de detenerse antes de hablar mal entre ellos. Samuel, en lugar de escuchar, pasó la comida imaginándose diminuto, recorriendo el cabello del señor invitado que estaba con un problemático exceso de gel, haciendo que pareciera un laberinto. Era mejor que opinar de las incoherencias que hablaban.

Sus padres le habían encargado estar en todo momento mientras los invitados estuviesen ahí. El era para sus papás algo parecido a un intermediario de tranquilidad, ya que podrían desviar el tema hacia su hijo, como si fuese solo un extra en su vida.

Agradeció el momento en que el reloj marcó las 9:00 pm, significaba que ya era casi momento de desencadenarse, o eso creyó. Tres horas después de lo acordado, la pareja decidió que era hora de marcharse.

—Fue un placer verlos hoy—dijo el joven rubio despidiéndose con una reverencia.

—Igualmente, espero organicemos otra visita muy pronto amiga—decía la mujer hacia la señora Kessel.

Queridos Amigos Con ProblemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora