"Veo tus ojos mirar a través de mi alma"
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—Lo siento.
—No te culpo, así que no pidas perdón—dijo Iván acomodándose en la pared soltando un suspiro, momentos después añadió—.Siempre hemos estado en el mismo hoyo así que no puedo decirte muchas palabras de consuelo.
El sonido de alguien tocando la puerta los hizo reaccionar.
—¿Qué hacen? ¡Salgan ya!
—¡Ya vamos!—dijeron al unísono.
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Los hospitales nunca fueron el lugar favorito de Iván; sin embargo, siempre los ha frecuentado.
A los ocho años era común acompañar a su madre. Recuerda caminar tomado de su mano mientras los doctores caminaban a su lado a paso apresurado, siempre llegaban al mismo consultorio con puerta verde y los números "23". Su madre le ordenaba esperar afuera en las sillas blancas que eran incómodas, el tiempo pasaba mientras mecías sus piernas que no alcanzaban el piso y jugaba con un pequeño soldado de plástico que recibió por su cumpleaños, no medía el tiempo pero a veces pasaba demasiado rápido mirando a los médicos que iban de un lado a otro con lo que él creía que eran unos audífonos muy llamativos.
Cuando su mamá terminaba volvían a casa en un camión lleno de gente que iba velozmente sin importar las vueltas o paradas.
Cuando tenía dieciséis recibió una llamada poco agradable que le dio una noticia peor. Recuerda correr de su trabajo hacía el hospital, el mismo donde iba con su madre; movía su pierna con ansiedad mientras esperaba en unos asientos blancos incómodos, los médicos pasaban pasaban y él estaba esperanzado que uno de ellos le fuera a dar noticias. Una mujer de la tercera edad se acercó y lo guió a su peor pesadilla, su hermana se encontraba en una camilla conectada a varías máquinas, nunca había visto a una persona en coma.
Cuando dieron las dos de la madrugada salió a tomar aire, se acostó en una banca con un brazo sobre sus ojos. El viento de las noches de junio era cálido, el ruido de los grillos era lo único que se escuchaba más fuerte que sus pensamientos, la gran manta negra estaba decorada con constelaciones que empezó a nombrar. «Orión, la osa mayor y... » no pudo recordar. Algunos minutos después su celular vibró mostrando un mensaje que decía "¡Feliz Cumpleaños, Iván!". Las vacaciones de verano no podían ser más amargas ¿Qué tenía de feliz cumplir años cuando te has quedado sin nada? Iván cerró sus párpados y durmió para no sentir nada.
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—¡Feliz Cumpleaños, Iván!—decían sus amigos al mismo tiempo.
Iván miraba como confeti caía sobre el, las paredes de la sala de la casa de Sarahí estaban decoradas con cortinas de papel de colores vibrantes, las sillas tenían listones con el color favorito de cada uno de sus amigos: verde para el cumpleañero, el rojo era para Samuel, Ben y Augusto tenían amarillo y blanco respectivamente, Sarahí azul, Damián con el morado y el nuevo amigo, Victor, el color negro. Iván reía de la felicidad mientras los demás lo rodeaban y abrazaban con mucho cariño.
—¿Qué rayos traen puesto?—preguntó lanzando una carcajada.
—Sarahí creyó buena idea recordar ese momento—dijo Ben.
Todos llevaban una camisa negra con la cara de Iván un día que volvieron de una fiesta demasiado noche y todos en un mal estado, Iván tropezó y cayó de cara en unos arbustos, Sarahí y Damián lo ayudaron a levantarse para encontrarlo con la boca llena de tierra, la pelirroja recuerda revisarle los dientes y después quedarse con Damián por quince minutos en la banqueta muriendo de risa por haberle sacado una foto.
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Queridos Amigos Con Problemas
Teen FictionSi abres tu mente a las posibilidades... ¿Que harías si te encuentras a un alma? ¿Enamorarte? Iván sobrevive gracias al coraje de su pasado y también a las amistades que encontró en el camino. Después de una noche de disputa y la llegada de una extr...