9|Hielo

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"No te guardo rencor, te tengo lástima"

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La primera vez que Iván vio televisión estaba en emisión un programa animado sobre superhéroes, un chico con traje de colores con una "R" en el lado izquierdo del pecho y sus amigos con rasgos sobresalientes como piel verde, cabello rojo y violeta, y un robot muy fuerte. Así eran las tardes en las que trabajaba en una pequeña tienda cerca de la escuela a la que asistía encubierto.

—Deja de ver esa basura, te quedarás sin cerebro.

El anciano con el que trabajaba le dio un pequeño golpe en la cabeza, poniendo frente a él cajas de refresco que tenía que acomodar en los refrigeradores.

—Miente, eso no pasará jamás ¡Soy el más inteligente de mi clase!—Presumía.

—Ser inteligente en la primaria no significa que serás inteligente el resto de tu vida—dijo plácido.

Iván miró confundido respondiendo que no entendía frases de viejos aburridos, ganándose un sermón que ignoro perdiéndose en la mitad mientras pensaba en el programa que tanto le gustaba, más bien, el único que había visto. Cuando el sol empezaba a esconderse corría unas cuantas cuadras hasta su casa, en la puerta calmaba su respiración y entraba.

—¡Mami!—soltó mientras abrazaba a su mamá.

—Pequeño Hermes ¿Cómo estuvieron las clases de apoyo?

—Mmm mucho mejor que ayer—dudó al responder.

—¿Si?—preguntó con sospecha mientras Iván asentía alegremente— Bueno, ve a lavar tus manos que todos ya estamos cenando.

La sonrisa se desvaneció.

Al sentarse en la mesa vio un plato de sopa con zanahoria, en su mente pasó un "¿Otra vez?" intentando mantener un rostro sereno. Su madre le preguntó dónde había dejado la cuchara que le mandó en el desayuno de la escuela, respondió que en la parte de enfrente de la mochila. Su familia no tenía una buena situación económica, era tan así que habían utensilios ilimitados, no podían usar la corriente eléctrica en la noche y en el día solo para cocinar, el agua era escasa e Iván dormía en un sofá viejo para poder dejar que su hermana usará la pequeña cama.

—Iván ¿Qué es esto?—preguntó su madre sosteniendo en su mano un billete.

El pequeño miró a su padre que lo estaba abrumando con su mirada despiadada, su estómago tembló ante esto y respondió.

—Papá me lo dió—su padre sonrió tranquilo—, es para pagar las clases de refuerzo, pero lo olvidé por hablar con mis amigos a la salida—Mintió.

—Bueno, ten— se lo entregó—.El lunes no lo olvides.

Para su madre gastar en la educación de Iván era algo que no podía dejar en segundo plano, pensó que hacía bien en dejar a su hijo en clases extras, eso era lo único que sabía. Todos terminaron de comer e Iván se ofreció para lavar los platos y arreglar la cocina. Camino al baño se encontró con su padre que lo detuvo, el pequeño Iván sacó el billete de su bolsillo y se lo dió, el hombre le acarició la cabeza y le sonrió amable.

—Trabaja más duro, esto no es nada—soltó.

La verdad era que su papá lo había obligado a trabajar en la tienda, al principio iba todo el día, cuando se supone que debía estar en la escuela. Después el anciano hizo un trato con él.

—Tu padre es el diablo—dijo sincero—, no tiene muy buena fama, todos se preguntan cómo una hermosura como Lucy terminó con él.

—No hable de mi mamá.

Queridos Amigos Con ProblemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora