11|Te para 3

43 16 28
                                    


"El eclipse no fue parcial y cegó nuestras miradas"


°


Samuel Kessel se describiría como una persona persona muy ordinaria, no es bueno en algo en específico pero la mayoría de cosas las podría hacer, no tiene una comida favorita así que come de todo, su película favorita es un musical del 2008 con música de ABBA, pero también lo era toda la Saga de Star Wars. La mejor materia para él en la escuela era historia y el sabor de helado que elige siempre es el de vainilla; un sabor simple,dulce y es el que hay en todos lados. Sus pasatiempos eran ver videos de unboxing y jugar solitario, no eran muy geniales.

Cuando era pequeño no quería crecer, ni ser veterinario , mucho menos astronauta; su sueño más grande era ganar las estampillas de su serie favorita que se pegaban a un pequeño libro amarillo de colección. Esa ilusión fue destruida por sus padres, quienes le regalaron un libro de matemáticas llamado "Pequeños matemáticos" diciendo que eso sería más importante para su vida, como siempre, no se opuso y dejó atrás lo primero que quería hacer como un niño pequeño.

Ahora se encontraba presentándose a cada persona que él y su madre se encontraban en los pasillos.

—Bienvenido, espero puedas adaptarte rápido—decía una mujer de mediana edad que se alejaba.

—Ella es abogada inmobiliaria—explicó su madre, entraron a su una oficina espaciosa y la mujer se sentó en la silla del escritorio—.Ahora, estarás aquí por el verano y hasta que decidas volver a la universidad.

Samuel bufó con fastidio, caminó a un sillón beige y se sentó tirando la cabeza hacía atrás mientras la mujer lo seguía con la mirada.

—¿Por qué haces esto?—preguntó jugando con la paleta que tenía en la boca.

—No te vas a quedar de bueno para nada.

—Solo quería disfrutar por primera vez un verano—confesó recalcando el «primera vez».

Sabía que era imposible discutir con su madre, pero tampoco era de los que se iban sin decir algo antes de acceder. Su madre siempre respondía con esa mirada, con ojos de decepción y cansancio, era triste aceptar que era la expresión que más le había visto hacer.

—¿y qué harás?—preguntó con la mano sobre su sien—, ¿Irte con ese muchacho que te gusta?

—Nunca te ha importado cuando me voy, así que no tengo que decirte que haré con mi tiempo—contestó instantáneamente.

—Que grosero—dijo—, antes te la pasabas bien solo con Sara, Iván y el otro chico ¡Desde que llegó Damián te has convertido en un contestón!

—Así que prestaste atención cuando te dije de él—comentó sonriendo—. Eso es nuevo.

Su madre puso los ojos en blanco.

—Hago lo que es mejor para ti...

—¿Para mí?—interrumpió—Lo único que haces es esconder a tu hijo, por que si la gente se entera de como soy, la gran familia Kessel quedará mal.

La mujer no dijo nada, sabía que Samuel decía la verdad y solo justificaba sus acciones como ayudarlo para tener un buen futuro.

—El lunes llega antes de las 9:00 am.

Fue lo último que escuchó de ella en todo el fin de semana hasta la fecha acordada.

Días, semanas pasaban mientras Samuel seguía ayudando en el bufete de abogados de sus padres, ellos eran reconocidos por toda la ciudad y hasta fuera de ella, todos los admiraban y eso caía muy fuerte en sus hijos. Las horas que pasaba ahí, la gente lo adulaba la inteligencia que tenía y cuestionaban en porque no estudió lo mismo que sus padres, en ese momento sus padres aprovechaban a lanzar comentarios como «Lo mismo le dijimos, pero siempre soñó con ser médico».

Queridos Amigos Con ProblemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora