ch. 09

442 51 21
                                    

LAS NOTICIAS
Y LAS MISIONES
VIENEN DE LA MANO

A LA MAÑANA SIGUIENTE, ME QUEDÉ EN SILENCIO VIENDO COMO PERCY RECOGÍA SUS COSAS PARA TRASLADARSE A LA CABAÑA NÚMERO TRES

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

A LA MAÑANA SIGUIENTE, ME QUEDÉ EN SILENCIO VIENDO COMO PERCY RECOGÍA SUS COSAS PARA TRASLADARSE A LA CABAÑA NÚMERO TRES. Ninguno de los dos dijo nada a pesar de haber pasado tiempo juntos como arriesgado nuestras vidas, pero yo tenía la sensación de que si abría la boca las miradas iban a perforar aún más nuestras cabezas.

Lo último que vi fue su espalda salir por las puertas de la cabaña once, generando más murmullos. Cuando no había más que hablar de Percy, se giraban hacia mi con aire de cautela, como si no quisieran que el mismo suelo se abriera en dos y los tragara. Yo quería decirles que no tenían nada de qué preocuparse, porque tampoco comprendía ese poder, pero ¿era lo mejor?

Me sentía deprimida.

Justo cuando empezaba a sentirme aceptada, a sentir un nuevo hogar y que podía ser por fin una niña normal —dentro de lo que significaba ser una mestiza—, me aislaban como si fuera una enfermedad infecciosa.

Nadie mencionaba el perro del infierno, pero tenía la impresión de que todos lo comentaban a mis espaldas. El ataque había asustado a todo el mundo. Yo no era la excepción. Recordar la mirada seria de Quirón me hacía sentir mal, como si lo hubiera decepcionado; pero que también era algo que él no esperaba, o que rezaba para no ser cierto.

Pero traté de pensar positivo, contando hasta diez. Me había desasido de un perro del infierno y, por la manera en que todos habían reaccionado, no era algo fácil. ¿Eso no me hacía una heroína? ¿No fue mi acto heroico? El abrir el suelo en dos, que tragara al animal, parecía ser el hecho más impactante para ellos.

El resto de los campistas se apartaban de mí todo lo posible; aún no sabía si era por estar con Percy o solamente, de nuevo, por el tema del perro del infierno. Lo más lógico era después de lo que les habíamos hecho a los de Ares en el bosque, la cabaña 11 se ponía nerviosa conmigo, así que mis lecciones con Chris ahora eran particulares. Siempre se comportó amable y paciente conmigo, pero ahora parecía estar al margen y atento de todo lo que hacía.

—Creo que llegamos hasta aquí —me dijo, mientras practicábamos con espadas y antorchas ardiendo—. Luke quiere que le ayude con unas cosas.

—¿A la misma hora mañana?

Él demoró en responder y asintió no muy interesado.

—Sí, claro...

Eso me dijo que realmente no quería seguir instruyéndome, pero lo hacía porqué no tenía nada más que hacer.

Stephan seguía enseñándome griego por las mañanas, pero parecía no estar allí realmente. Cada vez que le decía algo o preguntaba sobre algo, me contestaba con otra pregunta, como si no me oyera. Después de las lecciones se marchaba tambaleante murmurando para sí: «Esto es malo... Muy malo...».

𝐓𝐇𝐄 𝐋𝐈𝐆𝐇𝐓𝐍𝐈𝐍𝐆 𝐓𝐇𝐈𝐄𝐅 ──── pjDonde viven las historias. Descúbrelo ahora