ch. 17

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PROBAMOS
CAMAS DE
AGUA

 FUE IDE DE ANNABETH

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 FUE IDE DE ANNABETH.

En Las Vegas nos hizo subir a un taxi como si realmente tuviéramos dinero y le dijo al conductor:

—A Los Ángeles, por favor.

El taxista mordisqueó su puro y nos dio un buen repaso.

—Eso son quinientos kilómetros. Tendréis que pagarme por adelantado.

—¿Acepta tarjetas de débito de los casinos? —preguntó Annabeth.

Se encogió de hombros.

—Algunas. Lo mismo que con las tarjetas de crédito. Primero tengo que comprobarlas.

Annabeth le tendió su tarjeta verde LotusCash. El taxista la miró con escepticismo.

—Pásela —le animó Annabeth.

Lo hizo.

El taxímetro se encendió y las luces parpadearon. Marcó el precio del viaje y, al final, junto al signo del dólar apareció el símbolo de infinito. Al hombre se le cayó el puro de la boca. Volvió a mirarnos, esta vez con los ojos como platos.

—¿A qué parte de Los Ángeles... esto, alteza?

—Al embarcadero de Santa Mónica. —Annabeth se irguió en el asiento, muy ufana con lo de «alteza»—. Si nos lleva rápido, puede quedarse el cambio.

Creo que no debería haberle dicho aquello.

El cuentakilómetros del coche no bajó en ningún momento de ciento cincuenta por el desierto del Mojave.

En la carretera tuvimos tiempo de sobra para hablar. Percy nos contó sobre su último sueño, pero los detalles se volvieron confusos cuando intentó recordarlos. El Casino Loto parecía haber provocado un cortocircuito en la memoria. Habló sobre una voz, dictada como un sirviente, aunque Percy estaba seguro de que era alguien que conocía. El sirviente había llamado al monstruo del foso algo más aparte de «mi señor». Había usado un nombre o título especial...

—¿El Silencioso? —sugirió Annabeth—. ¿Plutón? Ambos son apodos para Hades.

—A lo mejor —dijo él, pero no lucía seguro.

—Ese salón del trono se asemeja al de Hades —intervino Grover—. Así suelen describirlo.

Percy meneó la cabeza.

—Aquí falla algo. El salón del trono no era la parte principal del sueño. Y la voz del foso... No sé.

—¿No sonaba como la voz de un dios? —me atreví a decir.

Mirando por la ventana los destellos de las luces de Las Vegas, había recordado también el sueño con esa voz. Por más que odiara a Ares, su voz era más tranquilizadora que la del foso.

𝐓𝐇𝐄 𝐋𝐈𝐆𝐇𝐓𝐍𝐈𝐍𝐆 𝐓𝐇𝐈𝐄𝐅 ──── pjDonde viven las historias. Descúbrelo ahora