𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟒

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Escucho los gritos de Georgia en la cocina. Esta chica se estresa muy rápido.

Voy tranquila a la cocina y la observo desde la puerta.

-¿Qué haces?

-Hoy viene mi prima, la que se queda aquí un tiempo.

-Aja.

-Y quería hacerla un pastel. Pero se me ha quemado.

-¿Sabes que los pasteles se hacen en el horno y no en la sartén?

-¿De verdad? Juraría que mi madre hacía bizcochos finos en la sartén.

-Eso son tortitas, por el amor a Cristo. Vete a duchar anda, yo te hago el pastel.

-Que buena amiga tengo. La mejor.

Rio mientras ella se va a la ducha y empiezo ha hacerle el pastel.

Esta chica es todo un chiste. Aún recuerdo cuando la conocí, parecía más calmada.

Parecía.

2022

El timbre había sonado y yo con mi súper pijama de star wars bajo para abrirle la puerta a la señora Willson, la dueña de la casa.

-Hola. Venía a recogerte para la barbacoa.

-¿Ya es sábado? Qué rápido. Pues... Espere en el salón me cambio rápidamente y nos vamos.

Aún no sabía que tipo de ropa llevaban en Australia y con el poco tiempo que tenía decidí salvarme la vida con unos básicos.

Camiseta blanca, mom jeans y poco más.

Ya estaba vestida pero por más que me tratara de colocar el pelo de recién levantada con las manos era imposible y tuve que ir al baño a cepillarme.

Mi mano inconscientemente agarró el perfume en una estantería. Mis ojos visualizaron el perfume que él me regalo y una tristeza enorme me consumió.

Solté de golpe el perfume haciendo que se rompiera en mil pedazos en el suelo.

-¿Qué se ha roto?- la escucho subir las escaleras.

-Nada importante.

Mentira. 

-¿Necesitas ayuda?

Ya estaba detrás de mi mirando como recogía desesperada los cristales. Por un momento fue como si tratara de recomponer los trozos rotos de mi corazón.

-No. Solo era un perfume viejo, se iba a acabar pronto de todas maneras. 

-¿Te has hecho daño?

-No, estoy acostumbrada a que se me caigan las cosas. Luego lo recojo. Vámonos.

Vamos a la casa de enfrente, nos abre una mujer joven de como mucho 35 años, rubia y alta.

Muy guapa.

-Hola señora Willson, es un gusto verla de nuevo.

-Hola, ella es Coraline, Coraline ella es Anne tu vecina de enfrente.

La mujer me sonríe.

Hay niños en el sofá viendo la tele, hay una niña que llama en especial mi atención, era rubia de ojos verdes y tenía una corona en la cabeza. 

Los adultos están o en la cocina  o en el jardín donde hay una enorme mesa, una barbacoa y muchos globos y cosas de fiesta.

Hay un cartel de cumpleaños.

Felicidades Sarah.

Sería la niña de la corona.

Un par de niños corretean hacía dentro de la casa y la señora Willson me lleva hacía un grupo de chicos.

-Coraline, ella es Georgia, tu vecina de al lado. Y sus amigos.

-Hola, encantada. Mira ellos son Ruby, Otto y Ella.

Me paso la tarde hablando con ellos, o más bien escuchándoles. Giorgia es la que más me anima a hablar.

Me recordaba a cuando me hice amiga de la banda y Victoria no paraba de meterme en la conversación para que no me sintiera mal.

-Oye, ¿estás bien?

-No... Digo sí, voy un momento al baño.

-Esta al lado del salón.

-Gracias.

Me dirijo dentro de la casa. Un par de niños pasan por delante de mi y tengo que parar para no chocarme con ellos.

Mi vista se está empezando a nublar.

Enciendo la luz del baño y me meto tan rápido como puedo.

Me apoyé en el lavabo y observé en el espejo mi aspecto.

Las lágrimas ya tenían libertad para salir y mis ojos ya estaban rojos e hinchados.

Escucho unos leves golpecitos en la puerta.

-Voy.

Limpio mis lágrimas antes de abrir. Me encuentro con la pequeña rubia, se talla los ojos y noto sus mejillas ligeramente mojadas.

-¿Por qué lloras peque?

-Es que Michael me a tirado de la coleta y me la ha estropeado.

-¿Quieres que llame a tú mamá para que te la arregle?

-Está haciendo la comida no puede. ¿Me ayudas tú?

-Claro.

Ella pasa y coge el cepillo. La ayudo a subirse a un taburete enfrente del lavabo.

Le quito la coleta y empiezo a peinarla. 

-¿Y cuantos años cumples?

-Cinco.

-Oh, que mayor.

-Sí, el año que viene ya voy al patio de los mayores.

-¿Ah sí?

Ella asiente con una sonrisa y yo también sonrío al verla feliz.

Le ato la coleta y la bajo del taburete.

-Gracias.

Sale corriendo de nuevo al salón.

Me encantaría tener la energía que tienen los niños pequeños, y también sus preocupaciones. 

Salgo de nuevo al jardín, ya hay un par de personas sentadas con sándwiches, salchichas y cosas que se meriendan en un cumpleaños.

Los niños ya están en el jardín en vez de en el salón y Giorgia y sus amigos me llaman a su lado de la mesa.

-Te hemos cogido unas salchichas, espero que te gusten.

-Claro.

Empezamos a comer y yo me mantenía atenta a la conversación pero sin aportar nada. 

Después de unas horas los amigos de Giorgia se fueron. Ellos no vivían aquí, vivían en Sydney y me pareció extraño que Georgia no viviera allí también.

Me quedé hablando con la pelinegra y fue cuando más interactué en toda la tarde.

Éramos diferentes, ella no paraba de hablar y yo escuchaba atenta. Le gustaba el country y a mi el rock y el pop. Le gustaban las pelis de romance, yo prefería las de miedo.

Poco a poco fui descubriendo sus gustos y ellas los míos.

2023

Y así nos hicimos amigas. No fue un día muy bueno, pero me lo pase bien con ella.

Meto la masa en el horno en el mismo momento en el que ella entra a la cocina con otra ropa y el pelo mojado.

-Gracias amiga, eres la mejor.

-No es nada, pero no vuelvas a cocinar tú sola.

-Vale mamá.- dijo mientras iba al salón.

Rio y la sigo.

Brividi ✔️ ꜰᴀᴍᴇ #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora