𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟑

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La gente de mi edad tenía una gran manía de celebrar cosas en fiestas. Pero aún tenía una manía mayor a no respetar a la gente que no quiere beber, que no quiere salir y que quiere celebrar las cosas durmiendo.

Me había dado cuenta mucho tiempo antes pero tener que celebrar que se acaba la obra en una fiesta llena de gente que no conocía y que no tenían nada que ver con la obra era peor.

Iba a ser incómodo y pero al menos iba a celebrar que no tenía que verle la cara al niñato mal agradecido.

Sabía que ahora estaba quedando con Sophie, no me molestaba en lo absoluto, podía hacer lo que le saliera del coño. Mejor dicho de los huevos. Pero imagínate lo poco creativo que es que le lleva a los mismos lugares que me llevaba a mi.

Ridículo.

También sabía que lamentablemente estaría en la fiesta, pero haría lo posible e imposible para no cruzarme con él.

Siéndonos sinceros la presión social podía hacer muchas cosas, entre ellas ir a fiestas, emborracharte, drogarte. Todo por ser igual a tu grupo de amigos.

Pero a quién le importe si eres diferente. Ser diferente mola. Ser diferente es ser diferente.

Y cinco personas que tienen la misma personalidad, cinco personas que hacen los mismo todo el rato. A-BU-RREN.

Una persona diferente innova, una persona diferente es guay, divierte, es inteligente, es creativo.

Si Mozart hubiera sido igual a los niños de su época se hubiera limitado a ir a la escuela y escuchar lo que los adultos ingenuos le decían, no hubiera creado esas sinfonías que, en lo personal, me habían ayudado a estudiar.

Pero el padre de Beethoven quiso hacerle un niño prodigio como Mozart, en vez de dejarle libre para ver a donde llegaba. A lo mejor no hubiera sido famoso, pero tal vez hubiera sido feliz.

Mozart representaría esas personas libes, felices y diferentes. El padre de Beethoven, la sociedad, obligando a la gente a ser igual a otras, copias exactas, aburridas y monótonas. Y Beethoven solo es esa gran mayoría que se deja llevar por lo que sus amigos dicen y hacen, por lo que sus padres le enseñan, o por lo que según los adultos dicen que es correcto.

Y debería decirle a todas esas personas de 50 años, que dejen vivir a los niños, que dejen que se equivoquen, que aprendan ellos, que se dediquen a lo que ellos quieran. Que sean libres.

A un niño nunca deberían inculcarle opiniones, aunque tú creas que es lo políticamente o socialmente correcto. ¿Por qué de verdad es eso lo correcto o es lo que piensas?

Un niño, incluso de 14 años, tiene que explorar, conocerse, equivocarse, aprender, ser él mismo, rodearse de quien le de la gana, que le guste lo que quiera, que le gusta quien quiera.

Un niño de 17 años no debería someterse a una sociedad. Esa época es para enamorarse si te da la gana, escapar de tus padres, ir a tu primera fiesta, perder tú virginidad(si eso de verdad existe) con la persona que amas y que sabes que amas.

Una persona de 30 no lo sabe todo, y no debería decirle a un puñado de niños lo que deberían hacer.

Una persona, un ser humano, debería permitirse equivocarse y volver a intentarlo.

Pero el mayor problema de la sociedad es criticar todo lo que no va con lo que nosotros somos.

"Oh una chica lleva una falda muy corta. Es una puta. Busca aprobación masculina."

"Oh ese chico se pinta las uñas. Es gay."

"Mira ha cantado una canción de x artista. Quiere ser él."

"Ha sacado un 4 en matemáticas. Es una tonta."

¿Y si en vez de criticar otras personas nos miráramos en un espejo y nos criticáramos a nosotros mismos?

Puedo asegurar que la gente que critica el físico de una persona no sería capaz de estar en una sala de espejo mirándose a él o ella repetidamente y viendo sus "imperfecciones" físicas. No durarían cinco segundos antes de huir.

Y ojala que se dieran con un espejo.

Puedo asegurar que esas personas que critican a alguien por sacar una mala nota tal vez se tiran horas estudiando para poder sacar un 5 al menos en esa asignatura que tanto les cuesta.

Y no son tontos. Solo le cuesta.

Esa gente que critica a la gente por su identidad de género, probablemente se tira horas pensando "¿A mi me gustarán los hombres o las mujeres? ¿Me siento realmente hetero?"

Y la gente que critica a otros por cantar una canción de alguien "intentando parecerse" a esa persona. Esa gente se tira horas, días, semanas, incluso meses cantando las canciones de un mismo artista.

Todo por que la sociedad nos ha puesto esa obligación, esa misión, de criticar y criticar y criticar. Solo ese es nuestro fin en este mundo

Criticar. Destruir. Devastar. Extinguir. Llevarse por delante a gente que es feliz.

Un Mozart es feliz, pero llega ese Beethoven a criticar lo que hace, lo que viste, lo que tiene, lo que le gusta, por que su padre le ha dicho que es lo correcto.

Y ese Mozart deja de ser Mozart, para convertirse en otro infeliz Beethoven.

Y me doy cuenta ahora en una fiesta rodeada de gente borracha que no conozco. Escuchando música que no soporto. Bailando de maneras que no me gustan. Con un vestido incómodo pero que según Giorgia me quedaba "De puta madre".

Rodeada de Beethovens, tratando de ser Mozart.

Y sé de alguien que estaría de acuerdo con todo lo que acabo de decir en mi monólogo interno. 

Y ese alguien se acerca a mí sonriente como si me hubiera leído la mente.

Y sonrío como una tonta.

Y le tengo enfrente.

Y puedo dejarme arrastrar por él.

Porque él es otro Mozart que sabe que no me gusta esa música, que no me gusta el vestido, que no me gusta estar en esa fiesta.

Y me salva de millones de Beethoven, y millones de personas iguales en esta sociedad.

Mi salvador: Damiano David.

Brividi ✔️ ꜰᴀᴍᴇ #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora