capítulo 29

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Fin de semana de ensueño, así lo recordaba Seungmin y también Minho. Éste último había tenido una semana y media agitada, especialmente cumpliendo con ciertas locuras de su padre y el partido político dónde lo había metido. Había ciertas estrategias que debían de poner por obra, Minho ya se encontraba teniendo demasiado y su padre se estaba tardando en ocupar aquel lugar.

Mientras tanto había intentado estar conectado a Seungmin mediante llamadas atentas y llamadas demasiado atentas que solían suceder entre ellos. La distancia les estaba haciendo pasar por una abstinencia que necesitaba ser llenada con aquellos llamados que ellos sabían cómo sacarle provecho y que habían sido el detonante de toda esta aventura que estaban viviendo.

Y Minho se había encargado de remarcar que sus palabras habían sido ciertas y que Seungmin no tenía que dudar de ellas.

El azabache había recibido dos grandes regalos luego de aquel último encuentro, la cámara con todos su chiches para sus trabajos prácticos y extracurriculares llenos de ocio, la confesión de Minho que afirmaba que estaba igual de jodido que él y...oh bueno, podrían ser tres si también contaba que había tomado a Minho y sentirse dentro de él había sido glorioso.

Ahora estaba consumido nuevamente por sus trabajos, sus estudios y estaba realmente considerando si seguir en aquel Call Center de mala muerte. Cada vez tenía más clientes que caían por su grave y aterciopelada voz, lo que le daba muy buen tiempo de conexión, dejaba a la página y al call con muy buenas ganancias y él podía dormir tranquilo sobre el dinero extra que le quedaba, ya que no necesitaba poner eso en una cámara.

Si Minho no fuera tan adinerado o conocido, podría llevarlo a un bonito lugar y pagaría todo yo.

—Oye, tierra llamando a Seungmin... —Jihyun chasqueaba los dedos frente a él.

Otro almuerzo compartido entre amigos.

—Dejalo Jihyun, que no ves que el casado volvió a follarle el cerebro hace casi dos semanas y está como babosa. No sirve de nada —acotaba Eunwoo con ese tono sardonico.

Seungmin chasqueaba su lengua y lo fulminaba figurativamente con su mirada intensa.

—¿Por qué siempre recalcas que es casado? ¿Crees que se me olvida?

—No lo sé Seungmin. ¿Se te olvida? —replicaba.

Jihyun bufaba, siempre sacando el mismo jodido tema al menos, dos veces por semana.

—No lo olvido ni un jodido segundo y menos contigo recordandomelo a cada rato

—¿Por qué sigues con él? Estoy seguro que tienes mejores opciones —insistía.

Eunwoo no era malo, solo que no sabía toda la historia y a causa de eso Seungmin se prohibía pelear con él.

—¿Que quieres escuchar Eunwoo? —preguntaba—. Él me gusta, realmente me gusta —se metía una gran bocado de estofado en la boca y masticaba con un puchero adorable—, y créeme, no hay mejor opción que él.

Jihyun cruzaba miradas con Eunwoo, a decir verdad él tampoco estaba del todo feliz.

—¿Que hay de Minseok? —preguntaba el castaño.

—¿Estás bromeando conmigo? Me dijiste que no fuera por ese lado, es el hijo de la señora Choi —negaba—. Y a decir verdad es bonito, pero no es Minho.

Se quedaba en pausa mirando su plato con sus ojos abiertos, casi sin pestañear. ¿Cómo había sido tan imbécil de soltar Minho por Min?.

—¿En serio estás hablando del empresario modelo? —cuestionaba Eunwoo—. Estamos hablando de un chico real aquí. Necesitas salir de tu burbuja de amante —insistía el rubio.

erotofonofilia ✧ knowminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora