capítulo 42

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Seungmin había intentado no mirar a Minho en esa hora de vuelo. Pero había resultado una tarea muy difícil, especialmente porque Minho se había mantenido tan distante que, hasta sentía una opresión en el pecho que no le gustaba ni un poco. Por los altos parlantes se anunciaba que iban a descender. Eran las diez de la mañana del viernes y a las dos de esa tarde tendrían la primera reunión. Seungmin lo sabía porque al igual que todos tenía el itinerario que San había enviado y como Minho le había mencionado antes, serían dos reuniones y una cena grupal.

Estaba laboralmente concentrado, pero nervioso. La última vez que había estado en Japón había sido de niño con sus padres para visitar a un tío del que nunca recordaba su nombre, pero también sabia que no iba a poder ver mucho de la ciudad porque este tipo de viajes solo tenían un objetivo y no era exactamente vacacionar cual turistas por dicho país. El azabache se encontraba viendo a Minho a la distancia, ya abajo y cada uno no con su maleta, lo veía caminar con sus lentes de sol, tan importante, tan irreal y lejano con San a su lado haciendo su respectivo trabajo mientras que él los seguía con otro grupo de personas que también habían asistido al viaje.

Una vez fuera del aeropuerto un chófer los esperaba ya listo con una camioneta de un tamaño importante para todos los presentes. Minho subía adelante, como era de esperarse, mientras le daba su maleta al tipo en cuestión. Había mirado de reojo a Seungmin, pero este no lo había notado por culpa de esos anteojos y porque le resultaba intimidante la figura del empresario, a pesar de estar con una vestimenta relajada. La camisa mostaza remangada y el pantalón negro con sus zapatos en punta lo hacían...

«Me gustaría que me follara sin quitarse esa ropa»

¿Lee? —llamaba San—. Solo faltas tú por subir —mencionaba el chico entre dientes.

El resto de los empleados ya estaban dentro de la camioneta mientras que Seungmin se había distraído con sus pensamientos. Minho ya estaba sentado en el asiento del copiloto y lo veía apenas girar su rostro al oír que San le llamaba.

—Lo siento —murmuraba. Subiendo de inmediato y acomodándose, San subía último.

El asistente quedaba sentado justo detrás de Minho y Seungmin del chófer, lo cual hacía mucho más fácil verle y apreciar ese perfecto y sutil perfil del que el empresario era dueño. El jopo que se le había hecho en su flequillo—a causa de tirarse el mismo hacia atras—más los lentes de sol lo hacían tener una apariencia rebelde.

Dios, Seungmin estaba muriendo de amor cada segundo que pasaba sin la atención de ese hombre sobre él. No era fácil, no era nada fácil pretender que no tenía derecho alguno sobre ese hombre, como el resto. Ese viaje estaba haciendo estragos con su interior.

—Señor Lee, que extraño verlo en el mismo vehículo que nosotros —soltaba uno de los empleados.

Un señor de probablemente unos cuarenta y cinco. Seungmin fruncia el ceño y Minho movía su cabeza de lado para dejar ver qué le había escuchado. Sonreía amablemente y aclaraba su garganta:

—Señor Choi, responda por mi ¿Por qué estoy aquí y no en un auto por mi cuenta?

San abría sus ojos «Porque quiso venir con Seungmin» pensaba San.

—La agencia donde siempre alquilo el auto para el señor Lee, no tenían el modelo que pidió... Solo tenían modelos pequeños... Y eso no es de agrado para usted, señor —soltaba nervioso—. Y me retrasé al rentarlo, básicamente es mi culpa que esté con nosotros —afirmaba nervioso y asintiendo en dirección al resto y a Seungmin.

—Pero te perdono —soltaba Minho con tono ameno, logrando que todos rieran al respecto.

Cuando volvía a enderezarse su teléfono sonaba y lo miraba de inmediato.

erotofonofilia ✧ knowminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora