Minho había preguntado a Seungmin dónde había guardado los bombones que le había regalado la noche anterior mientras se alejaba para dejar de besarlo. Aún lo tenía acorralado contra la puerta.
—Los tengo en el refrigerador. Admito haberlos abierto para comer uno cuando me sentía un poco... —mencionaba caminando al grande y rectangular artefacto—, en fin, necesitaba un poco de chocolate.
Minho fruncía el ceño y lo miraba con cautela—. ¿Estás bien? —preguntaba dulcemente.
Seungmin venía con la caja en la mano y con una sonrisa suave en su rostro.
—No creí que vendrías —respondía el universitario con esa voz dulce—. Eso me hace muy feliz —ahora miraba su ropa—, aunque estoy impresentable con esta ropa.
Minho tomaba con una mano la caja de bombones y con la otra la mano de Seungmin.
—No te preocupes, podemos quitarte esos trapos y quedarás hermoso nuevamente —mencionaba, llevando al azabache a su propia habitación.
—Eso me dejaría desnudo —exclamaba Seungmin.
Minho giraba y añadía—. Exacto, bonito.
Continuaban su andar, pero por alguna razón seguía viendo a Minho tan, pero tan imposible. Y ese aspecto relajado que llevaba con la ropa no era algo que lo ayudará o disminuyera su presencia. Él realmente se veía tan lejano como para que él pudiera alcanzarlo. De nuevo sentía esa opresión en el pecho por la cual había estado desganado todo el día, por la cual había necesitado un poco de chocolate para que la pena disminuyera.
No había futuro allí y él estaba cada vez más enamorado y necesitado de Minho. ¿Acaso el empresario era consciente de como lo trataba? ¿Cómo lo ilusionaba? ¿Qué se suponía que seguía después? Seungmin estaba tan sumergido en sus pensamientos pesimistas que no se había dado cuenta que ya estaban en su habitación y Minho estaba llamando su nombre.
Las manos de este se posaban en su rostro.
— ¿Qué está sucediendo con tu cabeza? —cuestionaba con dulzura.
Seungmin lo miraba algo desorientado y luego lo besaba, lo besaba nuevamente con total seguridad y algo de desesperación. Lo había extrañado, lo había extrañado tanto. ¿Cómo podía a esas instancias negociar su cabeza con su corazón? ¿Cómo aún con todo el amor que sentía podía considerar echarse atrás? Era imposible, estaba estúpidamente enamorado de aquel hombre.
Los besos cesaban y el empresario se alejaba para comenzar a desnudarlo, las manos de éste se movían con lentitud para comenzar a quitarle la parte superior, y mirarlo completo. Seungmin se sentía desfallecer por la tranquilidad que tenía y lo serio, pero dulce que sus rasgos lucían.
— ¿Qué está sucediendo con tu cabeza? —preguntaba Seungmin de igual forma que él, segundos atrás.
Minho le sonreía dulcemente mientras lo acariciaba desde los hombros hasta donde comenzaba su pantalón, luego se alejaba para quitarse su remera, ambos con el torso al descubierto y con los ojos inyectados en extrema devoción. Si, esa era la palabra correcta.
—Tuve un subibaja de emociones en el día de hoy —susurraba el empresario mientras metías sus pulgares en el pijamas de Seungmin y lo bajaba con sumo cuidado.
Seungmin no llevaba ropa interior y Minho lo miraba con una sonrisa traviesa desde abajo, al ascender nuevamente, sus yemas iban acariciando sus muslos cuesta arriba. Logrando ponerle su piel del tipo gallina, y lo hacía respirar pesadamente. Al llegar a la altura de su pectoral, la lengua de Minho salía a saludar su pezón con una lamida suave y el universitario dejaba caer su cabeza hacia atrás mientras mordía su labio.
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erotofonofilia ✧ knowmin
FanfictionÚnica regla a cumplir, no encontrarse con el cliente en persona. La línea erótica solo se basaba en sexo telefónico, nada de encuentros privados. -Mi nombre es "Minnie" ¿con quién tengo el gusto esta noche?. -Mi nombre es L-Leeknow. -Perfecto, Leekn...