A/N: Verónica es por supuesto Irene Arcos y quiero aclarar que Raquel y ella no tienen ni tendrán una relación amorosa o sexual. Simplemente es un choque para que Raquel reflexione sobre el amor y finalmente decida lo que quiere.
CAPÍTULO 2
I Feel Like A WomanTodas nos hemos planteado nuestra sexualidad alguna vez. O al menos, eso me hizo admitir Verónica la primera vez que la conocí.
Después de mi ruptura con Sergio había cogido mi vida y la había releído como si se tratase de un artículo que era incapaz de entender. Lo había arrugado, re escrito, borrado. Mil y una veces hasta simplemente, dejarlo en blanco. Y en el título de hoy solo había puesto: Mujeres. No porque me gustasen. No se trataba del sexo, al menos, no en su totalidad. La cosa iba de lo que somos realmente las mujeres. Porque Sergio había podido seguir su vida como si nada y yo me había pasado meses estancada en una rutina intentando evadir el verdadero problema. Tres. Tres meses yendo a la misma cafetería como si eso fuese a cambiarme la existencia. Aquel miércoles fui por la noche y ahí estaba ella. Con sus esquemas tan rotos como los míos. Así que me lo preguntó: ¿quién coño viene a una cafetería a cinco minutos del cierre?
Yo. Raquel Murillo. Un desastre con patas. Y Verónica Alfaro, que preparaba el peor café del mundo, se sentó conmigo para confesarme que apenas llevaba cuatro meses en Madrid y que ya le habían roto el corazón. Que quería ser actriz o vivir la vida de algo diferente cada día. Porque lo monótono le aburría y ella tenía libertad en los labios. Era de un lugar de Valencia, La Albufera. Me habló de ella como si realmente fuese un paraíso. Pero también me contó las cosas malas, entre ellas, como su madre le había pegado un escopetazo en la rodilla a su padre un día durante una discusión. También me dijo que a veces, Madrid se le hacía demasiado grande y no sabía si realmente, el salir de su jaula le había sentado bien. Así que escribí ese capítulo de mi vida pensando en ella. Y en todas las mujeres a las cuáles nos da miedo la libertad porque no creemos merecerla.
Porque mi vuelta a la comisaría no había sido sencilla. Todo el mundo seguía hablando. Y el poco respeto que me tenían se había perdido en la debilidad que mi ausencia representaba.
Después pasamos de tomar cafés a salir juntas de fiesta. Cuando Alicia y Mónica curraban y cuando no, también. Deseé en muchas ocasiones que me gustasen las mujeres, y sí: nos enrollamos un par de veces para después, acabar riéndonos la una de la otra. Porque yo pensaba en Sergio. Y no podía comparar los labios de una mujer a los suyos.
Pero me estaba reinventando, conociendo Madrid y dejando que por un par de besos con una amiga, se me mojasen las bragas.
Por otro lado, también pensé en las mujeres de aquel club del cual Sergio tenía una tarjeta. Podría haber creído que era un hijo de puta que se había follado a veinte a mis espaldas: era lo más sencillo, pero no cierto. Porque Sergio no era así.
— Ay, Raquel...—me saludó Vero, envolviéndome en un fuerte abrazo antes de que pudiese divagar más. Estábamos en una cafetería antigua, de renombre, en pleno centro. Ni si quiera sabía por qué habíamos quedado allí—. Escuché ayer tu audio. Ya sabes cómo soy con el móvil pero... no sabes lo jodidamente orgullosa que estoy de ti, tía.
Mírate. Míranos. Mira a tu alrededor de una maldita vez. Estábamos en un local de esos en los que te sablan tres euros por una cerveza. Alicia y Mónica llegarían después, pero Vero se sentó conmigo en un taburete y me cogió la mano, sonriéndome.
— Es un paso, lo sé. Pero es un paso tremendo y... —empezó a decir ella, con sus mejores intenciones. Pero yo no pude aguantarlo más.
— Sergio tenía una tarjeta de un puticlub—la interrumpí. Vi su cara cambiar de claro a oscuro, tensionarse. Porque Sergio no había sido como Natalia. Habíamos hablado de él durante horas y bebido más de dos botellas a su favor, pero nunca le había llamado hijo de puta de verdad. Porque aunque se le daba demasiado bien mentir, no lo era.
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EL DALÍ #Serquel
FanficRaquel, inspectora de homicidios. Sergio, heredero de un imperio de la noche en Madrid tras la muerte de su hermano. Divorciados. Un asesinato y una tarjeta de visita que les involucra a ambos legal e ilegalmente.