10.─Detención

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Hoy, no era precisamente un buen día

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Hoy, no era precisamente un buen día. Bueno, Michael dejo de diferenciar lo que eran los "buenos días", pero hoy sin embargo, era uno bastante pésimo. Se encontraba esperando en detención, por algo que no hizo. ¡Y era verdad! Él jamás puso chinches en la silla del profesor de historia. Pero ahora estaba aquí, después de oír como el resto de niños se iba de la escuela a sus casas en un maldito viernes.

Se acostó sobre su mesa, la espalda le dolía y tenía hambre.
El sol del atardecer se asomaba por las persianas cerradas sobre el cuarto oscuro. En frente suyo, el consejero de la escuela había regresado con un café y una dona que en segundos devoró.

──A tu edad, yo estaba estudiando teoremas ──le dijo, con la boca llena──, no causando problemas, jovencito.

Rodó los ojos en respuesta, y fue lo único que el hombre le dijo.

La puerta se abre, y entra (________) a paso tranquilo bajo la repentina sorpresa de Michael.
¿Qué hacía ella aquí?

Dejo una nota sobre la mesa del consejero, el cual leyó después de hacer un molesto ruido al beber su café.

──Hmmm, golpear a su compañero en hora de clase no es correcto, señorita (________)──le recriminó, viéndola tomar asiento al fondo del aula. El hombre se acomodo en su asiento──. A su edad, yo quería ir a la guerra, a luchar por mi país.

Michael disimuló seguirla con la mirada hasta perderla por el rabillo del ojo. Habia jurado que (________), era una de las personas más santas y tontas de esa escuela, por lo que encontraba raro que haya golpeado a alguien. Más bien... alguien terminaría golpeándola a ella.

Bueno, ¿a quién le importaba lo que hizo? Sigue siendo la misma niña aburrida.

El marginado consejero se tomó unos breves minutos para anotar algo y se puso de pie para colocarlo en la mesa de Michael y luego en la de (________).

──Quiero que respondan honestamente, para que aprendan de sus errores. Si es en grupo, mejor, ¿entendido? ──dijo, intentando sonar severo.

──Somos solo dos personas.

──¡No me importa! Dos mentes funcionan más que una, así que no es tan complicado. En cuanto terminen, podrán irse a casa. ──Caminó de nuevo a su escritorio, bebiendo otro sorbo de café, mirando a cada uno con ojos entre cerrados──. Los estaré vigilando.

Michael rodó los ojos de nuevo, maldiciendo entre dientes para después mirar la hoja que decía:

¿Qué es el respeto para ti?

──¿Es en serio? ──murmuró por lo bajo. No había nada más magnífico que hacer una actividad, cuando ahora mismo podría estar durmiendo una siesta.

──AGRIDULCE: Michael Afton x Tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora