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Seguimos la historia de Michael, quien se ganó el puesto de bully en su último año de primaria. Pero un día, conoce a una niña que lo hace cambiar la perspectiva de las cosas, atrayendo consigo sensaciones nuevas, como también olvidadas...
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Después del fin de semana; de aquel extraño momento, en la escuela, todos los alumnos de sexto y quinto grado del turno de la tarde, estaban enfilados en el patio, bajo el pesado sol ardiente que los cocinaba.
Michael se había levantado con mucha pereza, como siempre, y a esa hora de la mañana el sol pegaba muy fuerte. Veía a su amiga, Susie, abanicarse con la mano, y a Jeremy, limpiarse el sudor que se acumulaba en su frente. Le extrañaba que no se estuviera quejando de la suciedad.
La señora directora, una mujer asomándose entre los cincuenta años y de traje impecable, se paró en frente de la fila y con una resonante palmada, los hizo callar.
──Muy bien, niños, con el comité de alumnos y padres, decidimos crear una dinámica colectiva y recreativa, en el que trabajaran con los niños de quinto y cuarto año, para fortalecer la armonía en nuestra escuela ──explicó, con una gran sonrisa──. Entonces, les pido que sean amables y pacientes. Sobre todo el sexto grado; ustedes son el ejemplo para los más pequeños.
Dió una fugaz mirada de advertencia a la fila de niños del grado mencionado y justo al hacerlo, los niños de cuarto salieron como una manada por la puerta, emocionados, y un poco más descontrolados. Entre todos los niños, Michael reconoció el rostro de (________). La notó distante y perdida.
Gabriel, que permanecía al lado de su amigo, también se topo con el rostro inocente de la niña. Se rió.
──Vaya coincidencia.
Con solo verla, Michael sentía un nudo en el estómago, que sería casi una preocupación; de que ella llegara a contarle a alguien lo que habían hecho el viernes pasado...
Los profesores de educación física llegando con frascos de pintura de diversos colores, lo sacó de sus pensamientos, e intento no pensar demasiado en ello. No vaya ser que de tanto hacerlo, lo termine manifestando.
La dinámica apenas se desenvolvía. Muchos se quejaron de la poca cantidad de materiales. Aunque era una estratégia de la directora para que todos aprendan a compartir.
En un pequeño rincón del mural trasero, se ubicaba el grupito de Michael.
──Voy a dibujar una carita sonriendo ──dijo Susie, sosteniendo el pincel.
──¿Una cara sonriendo en un mural? Creo que necesitas ser un poquito más... original ──respondió Jeremy.
──Hmm, tienes razón. Entonces, ¡dibujaré un auto de carreras gigante!
──Eso no es muy femenino.
──Cállate, Gabriel.
Le hizo un desdén con la mano para que la dejara en paz mientras ella empezaba a manchar de pintura el grueso material, muy felizmente. (________) se les había acercado, un poco tímida.
