Hacer lo correcto

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— Yugi... ¡Yugi!— gritó una castaña sacándome de mi poco profundo sueño

— ¿Eh? ¿Qué?

— ¡No están!

— ¿Quienes?

— Los cachorros. ¡No están!

— ¿¡Qué!?

Inmediatamente me levanté de mi sitio de descanso y salí de la tienda pero, lo que ví me paralizó. Era ella. Mi abuela se había convertido en una sombra de ojos profundos. La misma sombra que me había capturado hace doce años. Sostenía a mis hijos entre sus hilos de humo negro, ambos estaban inconscientes.

— Yugi, pequeño traidor— su voz era demasiado profunda y macabra

— Déjelos...— solté en un susurro. Mi voz no quería salir

— Esto es lo que ganas por traicionarme. Aunque admito que al final, me ayudaste a cumplir mi objetivo...— miré al rededor. Todos estaban en el suelo, estaban sangrado. ¿Cómo había pasado eso? Miré a Mana pero ella estaba... Con una daga de plata en el estómago...— Los mataste...

— No... ¡No! ¡Tú los mataste!

— Y ¿Quién me obligó a hacerlo? ¿Quien me traicionó? ¿Quién me guió hasta su campamento?

— No... No te escucharé. No más...— me tapé los oídos y cerré los ojos. Bajé la cabeza, quería que se callara.

— Ingenuo. No puedes escapar de mí y lo sabes.

— Claro que puedo. Lo hice una vez y ahora...—la encaré pero ya no estaba. No había nadie, ni siquiera estaba en el bosque. Era un vacío oscuro.

Te recuerdo que no escapaste, solo me pusiste a dormir porque tenías miedo de tal poder. Cobarde.—

— Tu poder es el más ruin que he conocido. Tenerte dentro de mi cuerpo fue la experiencia más desgarradora de todas. Me consumiste el alma. Me controlaste por varios años pero eso se acabó. —para este punto me había dado cuenta de que no se trataba de mi abuela... Sino de su sombra. La oscuridad pura

¿Enserio crees poder ganar ésta guerra?— la escuché detrás de mí y giré de sorpresa — pierdes el tiempo. No lograrás ganarme.

— Yo creo que si. Te voy a hacer caer de ese trono y tu maldito reinado del terror se terminará— ella sonrió de manera burlesca

— Hay una pequeña, diminuta y casi inexistente posibilidad de que logres vencerme. Pero no quieres saber el precio que debes pagar...— sonrió con malicia mientras miraba sobre mi hombro. Lentamente voltee y lo que ví...

— No...— dejé salir un grito ahogado. Era un susurro de nuevo. Mi voz no quería salir.

— Vuelve conmigo. Y ese futuro puede evitarse.

Dos cachorros de lobo sobre un charco de sangre. Un futuro desgarrador para aquellos inocentes que no tienen la culpa de lo que estaba haciendo.

— Eres un monstruo...

— ¿Y tú no?— me obligó a voltear para ver varios cuerpos de lobos y cazadores que alguna vez fueron víctimas mías.— Al igual que yo, tú has matado inocentes, y todo por tu plan de derrotarme del trono. Deja de lloriquear y ven conmigo. O ese futuro— señaló de nuevo a los cachorros— puede volverse realidad.

— No te creo— palpé mi costado. La funda estaba ahí.

— ¿Quieres arriesgarte a averiguarlo?

Los hermanos MutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora