Reencuentro doloroso

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Se podría decir que las piernas le temblaban. Un nudo en la garganta se le había formado sin permiso y su corazón se le quería salir del pecho.

— Estas aquí... Finalmente puedo verte otra vez. — mencionó bajando la guardia

— Cállate y escucha. Si quieres vivir es mejor que regresen por donde vinieron, si no, las consecuencias serán la muerte.

— ¿De qué rayos estás hablando? Vinimos aquí por tí, ¡Vinimos a salvarte!

— Yo no pedí que vinieran. ¿O si?

— Un segundo... Tú no eres Yugi. Él nunca me diría eso.— volvió a su posición de ataque

— Tal vez el Yugi de hace doce años no. Pero hoy...— tomó su arco y apuntó la flecha— las cosas son totalmente diferentes.

— Quizá tengas razón, pero yo sé que no eres él.

— ¿Estás ciego o qué? Mírame bien Atem...— Inmediatamente se dió cuenta de su error al haberlo llamado con otro nombre. — dispara... dispara...— pensó, mientras Yami sonrió.

— Quizá si esté ciego. Pero ciego de amor, y gracias a esa ceguera puedo decir con toda certeza que tú no eres mi hermano.

— ¿Hermano? o ¿Amado?— se burló, Yami frunció el seño y le apuntó con la espada

— Sólo lo voy a preguntar una vez... ¿Dónde está Yugi?

— Qué te importa... AH~— se quejó en cuanto una flecha se incrustó en su costado. Sin querer soltó la flecha con la que le apuntaba a Yami y esta se incrustó en el suelo. No sabía de donde había salido esa flecha, quizás alguien la había disparado y accidentalmente había aterrizado en su costado izquierdo. Cayó de rodillas al suelo y Yami le levantó el mentón con la punta de la espada obligándolo a mirarlo.

— ¿Dónde está Yugi?— el chico sonrió con ironía

— Creí que sólo lo preguntarías una vez.— su costado le punzaba, la posibilidad de morir a manos de ese tricolor era alta aunque de alguna manera ese no era su mayor miedo en ese momento.— Dispara... — volvió a pensar.

— Supongo que prefieres morir antes de revelar donde está mi hermano.

— Eso quisieras— retó al tricolor que le apuntaba con la espada. Había cambiado su voz y Yami no pasó eso desapercibido. Ahora la voz de aquella persona parecía de mujer. El chico alzó la espada listo para rebanarle el cuello— ¡Maldita sea, dispara de una puta vez Yugi!— una flecha se clavó inesperadamente en el brazo de Yami y lo hizo soltar la espada directo a la cabeza del Yugi en el suelo— ¡Μετεώριση!— gritó y la espada quedó flotando en el aire.

— Qué demonios...— maldijo al aire y miró detrás de él mientras se sostenía el brazo donde la flecha se había clavado.— ¿¡Quién carajos eres tú!?— gritó a la extraña silueta de lo que parecía un cazador encapuchado. Aquella silueta le apuntaba con un arco y le ordenó firmemente alejarse de "ella" — ¿Ella?— cuestionó Yami mirando a quien había estado apunto de matar.

— Εκτός φόρμας— mencionó y en una máscara de humo azul su semblante cambió al de una mujer. Una joven chica de cabellos castaños y cortos, piel bronceada y orbes azules. Yami volvió la vista al encapuchado detrás de él y se quitó la flecha en su brazo. La herida comenzó a sanar por si sola.

— ¿Quién eres?

— No tengo porqué responderte.

— A menos que quieras que ella muera, me responderás la pregunta

Los hermanos MutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora