21. JIMIN

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Para Jimin, a quien amo de verdad:

No puedo dormir, son las tres de la mañana y sigo despierto pensando en ti. Quiero decirte tantas cosas, pero no soy bueno con las palabras. Ellas se enredan en mi lengua y no me dejan hablar.

Escribirlas, sin embargo, es un poco más fácil, pero solo un poco. Pienso en ti todo el tiempo, aunque no lo exprese, pienso en tus ojos y en el raro color que los cubre; son grises, es inusual, no son negros, pero tampoco verdes, entran en el medio. ¿Sabías que a los ojos grises solo los tienen el 1 % de la población? Son hermosos.

También me gustan tus manos, son pequeñitas y encajan en las mías. Me gustan muchas cosas de ti. Hay otras que no me gustan, como que vayas de la mano de Hoseok o que llegues tarde a todos partes.

No sé cuándo me enamoré de ti, tal vez fue cuando me tiraste el libro encima o cuando me tomaste la mano por primera vez, aunque en realidad no importa cuando haya sido, tienes mi corazón, —no literalmente, si no moriría—. Tienes que cuidarlo.

Sé que te lastimo que no te hubiera dicho la verdad, sé que piensas que no mereces mi amor y también sé que no te sientes suficiente, pero Jimin, lo eres. Amo cada parte de ti y espero que tú seas capas de amar cada parte de mí.

No sé si estarás a mi lado después de enterarte de que soy autista, solo quiero que sepas que algún día cuando sea lo suficientemente valiente podré decirte a la cara que fuiste mi primer amor de mi vida.

Espero haber sido algo de la tuya...

ATENTAMENTE

Jungkook quien no es un chico con autismo. Si no un chico con amor.

❃•❃•❃

Jimin bebió un largo trago de su chocolate caliente. Eran principios de otoño y el frío comenzaba a acentuarse en la ciudad y Jimin se veía obligado a abrigarse más de lo que estaba acostumbrado.

La cafetería estaba en especial calma un sábado por la mañana, tenía extensas luces en el techo decoradas con ramas de árboles, además de bonitas flores otoñales. Jimin miró su reloj una vez más. Diez minutos.

Aún no era tarde, a él le parecía que sí, pero se debía a que había llagado más temprano de lo anticipado debido a los nervios. Ahora se cuestionaba sus decisiones. Bebió otro tragó bajo la atenta mirada de los demás clientes. Por favor, aun cuando hubiera decidido tomar un café solo, nadie tenía que mirarlo con lástima, no estaba solo para el caso, pero aunque lo estuviera, no era problema de ellos. 

Estaba esperando a Jihyun, habían decidido reunirse después de su vergonzoso reencuentro. Jimin aún se sentía incómodo de la manera en que se derrumbó junto a su hermano. Toda la situación lo logró sobrepasar y Jimin no pudo hacer otra cosa que desmoronarse. Había sido tan fuerte por tanto tiempo que ya no pudo aguantar un minuto más.

La separación fue rara, ninguno de los dos supo qué hacer después de haberse desahogado, Jimin trató de despedirse, Jihyun le pidió verse con su habitual rostro serio, Jimin asintió, pero ahora pensaba que tal vez fue solo una broma por parte de su hermano. Suspiró, casi se estaba acabando el café y al paso que iba debería pedir otro.

Finalmente, lo que aprecio una eternidad, vio llegar a Jihyun.

Jimin parpadeó, la esperanza seguía ahí, latente, pero había aprendido a no confiar demasiado en ella. Se levantó de prisa, casi tropezando justo en el momento en que Jihyun se detenía en su mesa.

—Estás aquí —murmuró. Se veía informal, con unos jeanes rasgados y una simple playera negra. La personificación de la elegancia.

—Te dije que vendría —Jihyun dijo mientras se sentaba.

Florecer | KOOKMIN |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora