27. JIMIN

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Lo miraba, Jimin se preguntó si aquella mirada penetrante sería igual a la de Jungkook si sostuviera la vista más a menudo.

El sábado por la mañana el abogado Jeon por fin había podido reunirse con Jimin, después de los contantes obstáculos y delimitaciones por la corrupta policía. En cuanto lo había viso, Jimin no fue capaz de apartar la mirada de la de aquel hombre tan parecido a Jungkook, el parecido resultaba ser extraordinario y Jimin evitó estremecerse ante su mirada.

Sin embargo, el abogado Jeon se mantuvo profesional en cada minuto, lo puso al corriente de la situación y le explicó las posibles opciones que tenía ante la demanda. Tenían pruebas contundentes y testimonios potenciales que podrían en tela de juicio la inocencia de su padre, le habló del caos que la prensa causaba día a día y las contantes presiones de los demás. Todo eso ya lo sabía, se lo dijeron antes, pero viniendo de él todo se sintió real.

Jimin de cierta manera agradeció no tener nada que ver en ese asunto agotador.

La habitación estaba estéril y pintada de gris, no había ventanas y lo único dentro de ella era una mesa y dos sillas, pero lejos de sentir comodidad o seguridad, Jimin se mantenía alerta. Seguro había cámaras y micrófonos escondidos por todas partes, como suelen ser los cuartos de interrogatorios. Una parte de él no podía creer que toda la pelea hubiera culminado en algo tan agotador. Nunca esperó que todo se complicara tanto.

El abogado Jeon se aclaró la garganta, Jimin se inclinó en su silla, sintiéndose pequeño, y de cierta manera, incómodo. Los ojos negros, profundos y grandes lo miraban detenidamente antes de sonreírle con cordialidad.

Se dijo a sí mismo que no debía ser grosero, pues era el padre del hombre que amaba y lo estaba ayudando por Jungkook. Había amabilidad en sus ojos, parecía estar interesado en el caso y todo su trabajo demostraba profesionalismo.

—Hola, Jimin —saludó.

—Hola —respondió con voz baja.

—Es un placer conocerte al fin, ha sido agotador reunirme contigo.

—Créame que lo sé —Jimin sonrió irónico. El abogado Jeon soltó una pequeña carcajada antes de adoptar una pose de seriedad y profesionalismo.

Sacó de su maletín una carpeta y se la tendió a Jimin.

—No he dejado de trabajar, sin embargo. Tu hermano y yo hemos hablado del asunto. Así que yo responderé todas tus preguntas —Jimin asintió.

Bajó la vista a la carpeta y la hojeó con lentitud. Se abrumó con cada pequeño fragmento que leía, así que hacia el final, Jimin volteó a ver al hombre.

—Tengo dudas, en realidad —murmuró distraído.

—Te escuchó —dijo, Jimin tomó aire, jugando con sus dedos. Meneó la cabeza sin saber cómo empezar, finalmente se dejó de rodeos.

—¿La demanda ya fue procesada?

—Sí, la primera etapa está completada —Jimin asintió.

—¿Tenemos pruebas? —el abogado sonrió aprensivo.

—Sí, Jimin, las tenemos y ya han sido entregadas, tenemos testimonios, papeles y videos. Los cateos más duros serán el de tu hermano y el tuyo —por supuesto, ellos tenían que declarar. Él asintió.

Se quedaron en silencio porque Jimin no tenía el valor suficiente para la última pregunta.

—¿Abra enajenación mental? —preguntó.

Lo había pensado durante días, cunado pensó que su padre podía ser capaz de cualquier cosa siempre y cuando lograra salir ileso, incluso decir que no estaba bien mentalmente.

Florecer | KOOKMIN |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora