Jungkook se despertó sin saber qué día y que hora era, eso ocasionó que le diera un pequeño vuelco al corazón. Ya había sucedido antes, pero siempre estaba presente la misma sensación de desosiego y ansiedad.
Paso un tiempo antes de que volviera a ser consciente del momento espacio temporal que ocupaba, y de que aún le quedaban horas para empezar su primera clase en la universidad, respiró hondo y recuperó poco a poco la velocidad normal de sus latidos.
Luego se levantó de su cama porque no podía permanecer más tiempo ahí, aunque quisiera vivir para siempre dentro de sus sábanas. Deambuló por su departamento notando todos sus errores y faltas. No estaba lo suficientemente limpio, debería limpiar todo de nuevo. Siempre trataba de ser limpio y ordenado, pero el caos y la mugre lo perseguían.
Se reprendió a sí mismo, esa siempre fue una batalla perdida. El polvo se acumulaba sobre los muebles en forma de pequeñas motas y él no podía deshacerse de ellas por más que intentaba, las ventanas también estaban sucias porque había llovido el día anterior, ¿O la semana anterior? No podía recordarlo, había una pila de ropa en una silla y el piso no estaba lo suficientemente brillante. No pudo seguir viendo todo eso, así que se rindió y se sentó mirando la pared por un buen rato.
Miró el reloj de pared cuando sus ojos se toparon con él por accidente, era muy temprano, apenas las 3:00 a.m. tenía que dormir, pero su estómago gruñó y fue imposible ignorarlo. Buscó en la cocina algo que comer y desayunó. Luego se volvió a acostar.
Durmió intranquilo, porque si el despertador fallaba llegaría tarde a la universidad y estaba demasiado cansado para que su reloj biológico funcionara. De todas formas perdió la consciencia y se levantó a tiempo, una vez más.
Su nuevo despertar no fue muy diferente, aún sentía desosiego y confusión, cada paso medido se le antojó devastador, aun así, se apresuró a vestirse, se vistió. Tomó su mochila con todas sus cosas adentro y salió del departamento.
Caminó lento, podría caminar más deprisa, pero su cerebro fue incapaz de procesar la información a una velocidad mayor, así que fue despacio, con cuidado de no ser golpeado y de no golpear a nadie. Le gusta caminar, también le da miedo, pero muy poco definitivamente menos que ir en coche.
Al oír un ruido fuerte emitió un sonido propio con su voz, para compensar. Su mente se sentía mejor así. Era como si el ruido pudiera meterse en su cabeza y solo fuera capaz de sacarlo con un pequeño grito. Muchas veces le gustaría que fuera un gran grito, pero se contenía. No estaría bien y no quería que lo miraran.
Llegó a tiempo a la universidad y por suerte no había muchas personas. Le gustaba poder hacer su camino de forma tranquila, pausada, sin demasiadas interrupciones, sin demasiada interacción humana. Escuchó el canto de unos pajarillos mientras caminó hasta su salón de clases.
Jungkook silbó para imitarles y los pájaros se callaron. Pensó que se habían dado cuenta de que era un impostor. No los culpaba. Cuando volvieron a cantar no les interrumpió, no quería que se callaran de nuevo.
Se sentó en el mismo sitio que siempre, permaneció erguido viendo a la pizarra sin que su espalda tocara el soporte mientras seguía tenso y renegado. Sus compañeros hicieron mucho ruido. Jungkook echó de menos su casa aunque estuviera sucia. A Seokjin. A su familia, bueno a su padre porque no tenía más familia aparte de él.
Era triste, pero también un alivio. No sabría gestionar una familia más numerosa. Era mejor así. Y aunque no lo fuera, no era algo que estuviera en sus manos para decidir.
No prestó mucha atención a sus clases, seguro por eso pasaron más lentas de que costumbre y pudo irse a su departamento después de lo que parecieron horas. Volvió por el mismo camino que conocía de memoria, esta vez sin pisar las rayas del suelo, algo ocurriría si cometía ese error, no sabía qué, pero no se quería averiguarlo, así que no piso las rayas.
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Florecer | KOOKMIN |
Hayran KurguKOOKMIN | Érase hace una vez un chico que no miraba a los ojos. Que la gente no veía y tampoco escuchaba Érase una vez un chico que amaba la historia y hablaba de ella. Que era gentil y la gente siempre lastimaba. Érase una vez un chico que anhela...