16. JIMIN

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[The Exit, Conan Gray]

Había dos cosas que Park Jimin aprendió mientras crecía.

La primera era que la familia no siempre sería un lugar seguro donde refugiarse, la segunda que sus padres tenían defectos. Fue afortunado, sin embargo, muchos niños descubrirían que sus padres eran personas defectuosas y desordenadas más adelante en la vida, y Jimin supo apreciarlo a temprana edad.

Ellos no eran amorosos, no daban palabras de consuelo, ni alientos cariñosos, pero eran sus padres y a pesar de todo hubo un tiempo mientras crecía buscaba su amor y su aprobación. Deseaba desesperadamente que sus padres lo quisieran y lo cuidara, pero, en cambio, recibió solo reproches y palabras hirientes.

Cuando era chico trató de agradarles y Jimin sabe que sus padres también querían sentir aprecio por él, pero siempre fue un niño extrovertido y lleno de energía que por más que intentaba nunca pudo ser perfectamente perfecto para ellos.

Horas de lecciones sobre etiqueta y modales, sobre matemáticas e inglés, solo lo aburrían, pero lo hacía por ellos. Para que se sintieran orgulloso, para que lo vieran. Pero cuando ellos descubrieron que le gustaban los chicos y quisieron quitarle esa parte de él. Jimin se aferró, porque nunca sería nada que no fuera sí mismo.

La primera vez que su padre lo golpeó tenía ocho años, estaba furioso porque su hijo mayor le gustaba un chico. Lo había escuchado por error, cuando se lo contaba a su hermano pequeño.

Su padre lo miró preocupado, su padre era muchas cosas, rápido con los puños y con las palabras, nunca se veía preocupado, pero aquella vez, veía a Jimin como si algo verdaderamente grande estuviera sucediendo. Muchos años después, Jimin recordaría aquella tarde como el principio del fin, su padre rompería lentamente su autoestima y amor propio, convirtiéndolo en nada.

Después de eso todo fue malo, su padre uso puños de hierro y palabras que cortaban como cuchillo, siempre tratando de que Jimin volviera al camino correcto, pensaba en casarlo para que tuviera una bonita familia hijos.

Jimin soportó.

Se conformó con su pequeña vida. Se acostumbró a los llantos de media noche, a los gritos que rompían el silencio. A su padre y los puños, a su madre y su silencio. Incluso se conformó a la tristeza y la ausencia de su hermano.

El tiempo pasó y mientras lo hacía, Jimin creció creyendo que no le importaba la crueldad de sus padres.

Plasmó una sonrisa en su rostro y nunca se cansó de ella, caminó con soberbia por los pasillos creyéndose el mejor y poniendo una corona sobre su cabeza porque si él podía verla, los demás lo harían. Quería que la gente se inclinara al verlo y dijera que estaba dotado de arte, que pensaran que ante ellos estaba la presencia del creador. Lo quería todo.

Se convenció de que nada le importaba, pero no era cierto, no podía ser verdad porque mientras se limpiaba las lágrimas con rabia se preguntaba porque Jungkook estaba diciendo estupideces. ¿Qué mierda pasaba? ¿Cuál era su maldito problema? ¿Por qué después de haber soltado esos disparates lo dejaba solo, haciéndolo sentir como un imbécil?

Jimin caminó por el campus tumultuoso, todos los estudiantes se movían de prisa al término de las clases, Jimin debería estar en su casa, escondido entre sus cobijas, pero estar solo lo dejaba pensar y su mente solitaria sobre creaba problemas. Así que decidió caminar.

Su conversación se mantenía nítida y dolorosa, y Jimin seguía sin poder procesar las palabras confesadas de Jungkook. Sabía que todo lo bueno no podía durar, no a gente como él, no debió aferrarse, debió perder las esperanzas de un final feliz, pero no lo hizo y ahora estaba lastimado como un idiota.

Florecer | KOOKMIN |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora