28. JUNGKOOK

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Las crisis de ansiedad nunca se fueron, Jungkook debía aprender a vivir con ellas, le dijo Dami una semana después de sufrir un episodio por una nimiedad. Había esperado que pronto sus crisis desaparecieron, pero ahora sabía que no era así y eso le dolía.

Aunque, sabía que las crisis actuales serían diferentes. No desaparecerían, pero al menos sabría detectarlas, prevenirlas y hasta detenerlas.

Antes, de niño, vivía envuelto en un miedo latente, porque no sabía cuándo y en que patrón ocurrirían. Ahora, de adulto, sabía, en mayor medida, qué circunstancias o factores podían provocarle un colapso, por lo que evitaba esas situaciones o se preparaba para afrontarlas. Sin embargo, no siempre era predecible y, a veces, los ataques ocurrían sin previo aviso, sin poder prepararse para las situaciones estresantes que le conducía a ese estado.

Después de haber pasado dos semanas en una estación de policía y haber soportado el ambiente tan ruidoso, las patrullas y sus pitidos, con sus ruidosas sirenas y sus luces cejadores, pensó que por fin había avanzado.

Sucedió en la madrugada, cuando la habitación estaba silenciosa y el único ruido le pertenecía a los electrodomésticos. Despertó confundido, sin saber a dónde estaba, se quedó tumbado y esperó lo que pareció una eternidad a que su corazón se mantuviera estable, no quería que saliera de su pecho y no regresara. Pasarían horas antes de que volviera a sentirse él mismo. No volvió a dormir, pero fue capaz de levantarse y desayunar algo, a pesar de tener el estómago con un nudo.

Trató de que el episodio no mermara sus esperanzas. Sí, tuvo una crisis, pero sobrevivió a ella y ese era un paso más. Comió en silencio mientras penaba en que tal vez era hora de hacerle caso a Dami y ya no tener más expectativas, así no se decepcionaría tanto.

Poco más tarde, el sol alumbraba la calle mientras caminaba con la cabeza pesada y las manos temblorosas. Era un día tranquilo, la lluvia se había detenido por arte de magia, al menos por algunas horas, lo que se sentía bien. Dobló a la esquina y el extenso paisaje se dibujó en su vista.

Nunca había venido al parque, estaba delimitado con una cerca verdosa y piso de granito que dividía los caminos hacia áreas específicas, las personas pasaban a su lado corriendo con sus perros o andando en sus bicicletas.

Encontró a Jimin sentado en una banca con vista, un lago con un puente colgante permanecía quieto y solemne. Jungkook se paró frente a él, cubriéndolo por completo del sol, los ojos grises de Jimin lo vieron al instante.

Él sonrió cuando lo vio, brilló.

Jimin había sido liberado unos días después del juicio. Él junto a Jihyun se mantienen ocupados mientras resolvían todos los asuntos que aun los vinculaban con el apellido Park. Jungkook se aferró a la mochila que mantenía en su espalda.

—Hola —dijo Jimin suavemente.

—Hola —dijo de forma tímida mientras se sentaba junto a él.

Era extraño estar tan cerca después de las semanas que Jimin había pasado aislado, la vida se dividía en día ahora y ese evento significo un retroceso en su ya apremiante relación. Jungkook no sabía cómo actuar, ni que decir, a pesar de haber sido él quien le había pedido a Jimin que se reunirán.

—¿Cómo estás? —le preguntó.

Jimin parpadeó hacia él. Se veía bien, completo, pero sus ojos mantenían ese manto opaco que se adhirió a ellos desde que entró a la cárcel. A Jimin le había afectado mucho más de lo que dejaba ver. Jungkook esperaba que su regalo consiguiera tranquilizarlo.

—Mejor —dijo con un suspiro. Jungkook eligió creerle —. No esperaba verte —confesó Jimin con una expresión desconcertada.

Bueno, no todos los días lo despertaban a mitad de la noche por una crisis pidiéndole verlo. Jungkook se enorgullecía de Jimin, él no entró en pánico, lo dejó hablar y después evaluó la situación antes de tomar una decisión apresurada.

Florecer | KOOKMIN |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora