Hiruma 『SnK/AoTメƑαnfic』

ºAsalto rojoº

Tomó el hombro de la chica con algo de fuerza, mientras se iba acercando lo bastante para que sus palabras no fueran oídas por tanta gente.

- ¿Qué fue lo que te dijo?

Su contraria se sorprende por la actitud y tono de voz que reflejaban el malestar de Alia.

-Pues...

-Solo dime.

Aprieta con un poco más de fuerza el hombro de la chica, logrando notar las pequeñas expresiones de dolor.

-Le dije sobre los chismes. No me interesó mucho. Y habló malas cosas de... Ambas. Si, ambas.

Vas a pagar con esto, Aslan.

Alia libera el adolorido hombro de la chica, mientras mantenía su mirada en el rubio que caminaba plácidamente. La chica aprieta los puños y se voltea para caminar por el lado contrario.

¿Me descubrió? E-es eso... Debe ser eso. Aslan es malditamente listo.

Su rostro mostró lo aún enojada que estaba.

-Si me vas acabar, créeme que caerás primero, Aslan.

°°°

Recorriendo las calles de la ciudad, en busca de aquel lugar que le fue indicado, era algo difícil. Sabiendo que la mayoría de calles estaban escritos en el idioma local y Aslan era un total desconocedor de aquel idioma.

Aun así, decidió preguntar a los lugareños, algunos lograron ayudarlo bastante para finalmente, estar ahí. De frente a aquel lugar.

La embajada de Hizuru.

Dudo mucho que se hayan dado cuenta.

Avanzó a paso rápido, algo incómodo por su pierna lastimada y con aquel yukata con capucha para disimular su paso y evitar futuros problemas. Pero en vez de cruzar la gigantesca puerta, caminó hacia el lado derecho del edificio, en donde comenzaba un estrecho callejón y donde su informante le esperaba.

Al verlo a unos pocos metros, se quita la capucha para que el adulto joven de cabellos negros lo identificara.

-Oh, eres el rubio. Llegas tarde. -mencionó con un ligero acento, antes de sacar su cajetilla de cigarros.

-Lo siento, tuve unos contratiempos.

El pelinegro se detiene antes de tomar uno, con la mirada puesta en el rubio. Pronto baja su mirada.

- ¿Esguince de pierna? Ya veo.

-¿Cóm...?

-Soy doctor. Bueno, lo era. Ahora soy informante.

-Hablando de eso, ¿Sabes algo de ella?

- ¿Kiyomi-sama? Abandonó su puesto de embajadora y de cabeza de su clan durante la guerra. Huyó con su familia... Supongo que predijo lo que sucedería con Marley.

Se mantuvo en silencio un momento, antes de llevarse el cigarrillo sin encender a la boca.

-El dinero la volvía loca, pero fue una excelente política con nosotros. Eso hay que agradecer.

- ¿Sabes a dónde huyó?

-Soy tan buen informante como doctor. Ten.

El hombre lanza un cigarrillo al rubio, quien lo atrapa en el acto.

-Ábrelo. Son las coordenadas, será fácil que averigües. Marley tiene tanta tecnología que alguna herramienta de coordenadas debe tener.

-Gracias.