•Mañana•

99 11 0
                                    

Abrió sus ojos, apretó con sus dedos las suaves sábanas de la cama y miró a su alrededor desde  su posición, recostada en una pose casi similar a una fetal. En unos segundos, de manera interna, trató de recordar lo poco y nada que su cerebro tenía de lo acontecido antes de caer en aquel sueño.

Pronto se levantó, quedando sentada en la cama, y miró a los lados de la habitación de paredes de madera, dándose cuenta que su capitana estaba sentada a su lado, leyendo un libro.

-Que bueno hayas despertado.-dijo sin quitar vista del libro.-Todos estaban preocupados por ti.

-¿Qué pasó con los golems y...?-Mizushima cerró el libro y lo dejó a un lado.

-Matamos a los más cercanos del muro y del bosque, pero el resto de golems no tardará en venir. El gobernador nos pidió ayuda para defender a la población.-la mirada de la pelinegra se desplazó al velador junto a su cama, en donde había una taza con vapor saliendo de su interior.-Preparé té para ti, por si tenías sed.

Haru asintió. Su capitana se levantó y caminó hacia su cama. En un rápido movimiento pone su mano con fuerza sobre la pierna dd la azabache, su contraria se sobresaltó al ver que el esperado dolor intenso no había llegado.

-Te sanas muy rápido, ¿Eh?-Haru iba a hablar, pero Mizushima destapa a su subordinado, mostrando sus dos piernas completamente sanas.

-Creo que... Siempre he sido así-se quedó en silencio unos segundos.-Pero nunca tan rápido.

Mizushima volvió a cubrir con la sábana a su contraria, para luego comenzar a caminar hacia la salida.

-¿Capitana?

-No se lo diga a nadie, recuerda lo que te dije.-Estaba a punto de salir cuando nuevamente habló.-El esguince te duele al caminar, ¿No?

Haru entendió sus palabras. Una mentira.

-No, puedo caminar bien.-Acto seguido se levantó de la cama.

-Ni se te ocurra ir al río, debes descansar.-Finalmente Mizushima salió del lugar, Haru empezó a vestirse con su ropa del ejército.

°°°

Tras pasar por la plaza, en un intento de pasar desapercibida y también ver cómo se encontraba la ciudad tras lo sucedido, caminó frente a un edificio pequeño, en comparación de los que rodeaban la ciudad, y desde donde estaba escuchaba el cántico armónico de unas personas en su interior.

Cuando estuvo en frente alzó la vista hacia dentro, las personas estaban agrupadas cantando y en medio había una escultura grande de una persona que todos en Marley conocían: Helos.

-Hace años que el culto a Helos empezó.-dijo una voz que conocía a la perfección cuando pasó completamente el edificio. Se detuvo y miró al rubio que caminaba hacia ella.

--De héroe a una divinidad, quién lo diría.

-¿Estás mejor, cierto?-Haru asintió en respuesta.

-Sólo era un esguince, no te preocupes.-Caminaron a paso tranquilo, en dirección al río.

-La gente está inquieta-mencionó Aslan casi al final de su trayecto.-Todos temen de que algo pase, se siente en la atmósfera. Tienen miedo de que...

-...La tragedia se repita.-mencionó en un susurro Haru, abrazándose a si misma.-No quieren que la batalla por Paradise vuelva.-A pesar de que Aslan no replicó, en su expresión se mostraba que no estaba seguro de aquella declaración.

-Soldados, esta vez yo estaré a cargo de esta misión, ¿Cuál es? Simple: Destruir a los golems y proteger Trost.-Todos los reunidos asienten.-Se dividirán en pequeños equipos. Espero demuestren todo lo que son capaces de hacer, ¡Entreguen sus almas!

-¡Entreguen sus almas!-exclamaron los demás con fuerza. A la mente de Haru volvió el recuerdo de lo sucedido. El golem se había detenido justo a tiempo. Apretó la tela de sus mangas y caminó siguiendo al grupo.

°°°

Su respiración era entrecortada, gotas de sudor producto del nerviosismo y miedo se apoderaban de su rostro, movió nuevamente la rienda entre sus manos, apurando el paso de su caballo.

-¡Apresúrate, maldita sea! ¡Nos van a alcanzar!-habló, sin darse cuenta que sus palabras eran gritadas por culpa de la desesperación.

Llegaron finalmente al interior del bosque, la persona miraba a todos lados y apresuraba mal el correr del caballo, hasta que el propio animal se apoyó solamente en sus patas traseras, y junto con un fuerte relincho, abandonó al humano con rapidez. Su contrario se golpeó con fuerza en el suelo cubierto de ramas, raíces y pasto, quedó tirado en el suelo asimilando lo sucedido.

-Traidor...-masculló mirando por donde se había ido el animal, bajó la mirada al suelo cuando vió que un charco de agua comenzaba a moverse levemente.

Habían llegado.

Se levantó del suelo con un poco de dificultad, comenzó a caminar a un paso bastante apresurado por entre los árboles, trataba de evitar generar ruido. Cuando entre los árboles pudo ver algo de color claro, su nerviosismo disminuyó bastante.

-Ya falta poco, ya falta poco...-murmuró repetidamente, ya cuando le faltaba muy poco trecho de diferencia entre él y ese gigantesco muro, apuró la caminata hasta empezar a correr.

Pero en el momento en que iba a abrir la puerta para poder descansar de aquella percusión, su vida se termina extinguiendo.

-Pobre, hombre.-susurra la soldado que miraba desde lo alto de la muralla aquella escena, sujetó su arma con más fuerza entre sus manos. El golem que estaba allá abajo no se movía de donde estaba.

La mujer no pudo evitar sonreír.

-Al menos... Tu sufrimiento acabó.

Guardó el arma en los bolsillos de su cinturón y desvío su mirada hacia el frente, justo cuando su superior pasó detrás suyo y depositaba algo en sus manos.

-Mañana, recuerda.

Una sonrisa se dibujó en sus labios, manteniendo su vista más allá de la muralla y el bosque.

Una sonrisa se dibujó en sus labios, manteniendo su vista más allá de la muralla y el bosque

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Hiruma 『SnK/AoTメƑαnfic』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora