°Traicion°

126 11 6
                                    

El grupo de jóvenes soldados fue subdividido en parejas, las cuales recorrerían los sectores que se les indicaría. Siempre y cuando no se alejaran bastante de las cercanías de Trost.

Haru siente un peso en su espalda y unos brazos rodeándola, al volterase para ver se percata de que era Alia, abrazándola con bastante fuerza.

-¿Alia?

-¿Escuchaste, no? Somos compañeras.-Alia deja en libertad a la pelinegra y camina hasta estar delante de ella.-Dalo todo, Haru.

-Tú también, Alia.

Ambas se sonríen, Haru con un poco de timidez, para luego avanzar junto con el resto de las parejas para la misión. Hasta que finalmente llegaron a la gran puerta que los separaba de aquel bosque y las criaturas que lo recorrían.

Se subió con rapidez a su caballo, pero justo cuando sujetaba con fuerza las riendas, a su mente llegó una nueva visión.

Veía a personas recorriendo un territorio llano sobre unos caballos en una especie de formación. Todos llevaban capas de un color verdoso, y en el centro rebosaba un peculiar símbolo.

Pero todo aquello acabó cuando se ve uns criatura gigante acercarse con rapidez por detrás de ellos. Era ella...

-¡Vamos! ¡Entreguen sus almas para esta misión! ¡Destruyan la mayoría de los golems! ¡Por Marley!- La visión desaparece y la mente de Haru vuelve a la realidad.

-¡Por Marley!- gritaron el resto de los soldados, Haru sólo pudo mover sus labios, pronunciando aquellas palabras de manera muda.

Las puertas se abren, la líder Mizushima es la primera en atravesar la puerta, inmediatamente le siguen el resto de los equipos, haciendo una formación en forma de triángulo. Aquella formación dura hasta que salen del bosque y llegan a un pequeño territorio llano, Mizushima levanta uno de sus brazos, las parejas se reúnen y se dispersa según las indicaciones del comandante de Trost.

La misión encomendada para aquel grupo comenzaba. Como también el surgimiento de una nueva verdad...

°°°

Recorrieron con total rapidez el gran bosque que se extendía ante ellas, usando los equipos 3D, mientras el sol avanzaba lentamente por el oeste y una leve brisa las acompañaba. Para sorpresa de Haru, los árboles de este sector eran gigantes. Casi del mismo tamaño que las criaturas que gobernaron la isla. Los titanes.

-¿Lo manejas bien?-preguntó la pelinegra a su acompañante, mientras esquivaban un árbol con su equipo tridimensional.

Así debían sentirse ellos cuando los usaban. Podían sentirse como aves volando por el cielo. Teniendo libertad absoluta en el aire.

La castaña sólo la miró con su seria mirada.

-No hay problemas.-dijo de manera seca, dirigiendo su mirada ahora al cielo que ya comenzaba a mostrase los colores típicos del atardecer.-Ya será de noche.-murmuró.

Haru la miró extrañada. Ella empezó a ponerse cortante desde que se separaron de los demás.

El tiempo había pasado volando mientras recorrían el desconocido territorio. Un territorio dominado por la naturaleza, mostrando cómo Paradise pasó esos dieciséis años, o tal vez menos, sin que la mano del hombre la hubiese tocado.

-Recarguemos nuestros equipos tridimensionales y volvamos.-Su contraria asiente, mientras avanzaba más rápido, llegando a rebasarla en un leve pestañeo.

Tras avanzar un poco, ambas féminas liberan las pequeñas anclas de su transporte, logrando permanecer en el aire unos cuantos segundos, antes de caer sanas y salvas en un suelo de una piedra blanca.

Hiruma 『SnK/AoTメƑαnfic』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora