°Respuestas°

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Examinó cada uno de los detalles del nuevo uniforme que se le había dado. Era de color negro y de cuerpo completo, con un cinturón plateado que hacía juego con el resto del traje. Y, para rematar, en el lado izquierdo de su torso se podía ver un logo de colores claros.

Levantó su vista e hizo contacto visual con su contrario, que sólo mostró una leve sonrisa.

-¿Qué te parece?-Un minuto de silencio invadió la habitación, mientras la joven tomaba la tapa de la caja y terminaba por cerrarla, mientras una sonrisa se presentaba en su rostro.-Si no te gustó, yo...

-No.-Le cortó la joven, caminando hacía su contrario y sentándose a su lado en el borde de la cama.-Me gustó... Es hermoso.

Un rubor invadió las mejillas de ambos, ocasionando que desviaran su mirada levemente, evitando que el nerviosismo atacara su cuerpo.

-Espero poder seguir con vida... Para verte con él.-La joven miró el rostro del joven y sonrió, poniendo inconscientemente su mano en el brazo de él.

-No digas eso.-Ambos se miraron.- Te prometo que los liberaré... A los dos.-La castaña pone su mano en la de su contrario, haciendo que las esposas que rodeaban las muñecas del rubio sonaran. Provocando que ambos recordaran la prisión que los rodeaba.-Sólo necesito más tiempo...

La castaña se levantó y empezó a caminar hacia la puerta de hierro y cristal.

-Rin...-Rápidamente el rubio corre hacia su contraria y la agarra de la muñeca, provocando que ella le mirara.-No te exijas más... Por favor.

-No me puedes pedir eso. Me esforzaré lo suficiente para que ustedes... No... Todos sean libres.-La joven caminó hacia la caja y la guarda dentro de su bolso. Caminó de nuevo hacia el joven y, para sorpresa de este último, Rin le besa en la mejilla y, entre sonrojos, camina hacia la puerta.-A mis padres les hubiera gustado esto... Proteger a lo que queda de Eldia.

La joven abrió la puerta, pero se quedó un rato pensando, pronto se voltea y mira a su contrario, quien, aún seguía con su sonrojo.

-¿Sabes? Me invitaron a ser parte del escuadrón Tybur y... Puede que la encuentre... A ella.-Le sonríe por última vez, para luego irse de la habitación y cerrar la puerta de hierro.

El chico sólo suspiró embobado y agradeció infinitamente que su compañero de celda no se encontraba allí.

-Suerte, Rin.

°°°

A través de la ventana, podía ver cada uno de los detalles de los edificios y de la calle que recorrían para llegar a su destino.

Sintió un ligero escalofrío al recordar al lugar al que iban. A pesar de los años, esa mansión le producía cierta incomodidad y miedo.

-Nunca esperé que aceptaras tan rápido, Haru.-mencionó su acompañante, pasando uno de sus mechones de cabello negro tras su oreja.-Pensé que tardarías un poco más.

-¿Conoces a la familia Tybur?-preguntó la azabache, ignorando completamente lo dicho por su contraria.

-Bueno, digamos que no somos tan cercanos.-La mujer, al igual que Haru, desvió su mirada hacia la ventana.-Pero los he visto en más de una ocasión, sobretodo al líder de la familia, y déjame decirte, que son muy buenas personas y agradables, sin olvidar tampoco el poder que portan.

"De las familias mas importantes de todo Marley, se podría decir que la familia Tybur es de las más poderosas, no sólo hablando de su influencia en la política y en temas sociales, sino que además por un poder que se encuentra en la familia desde la Guerra Titánica, gracias a Helos, hasta nuestros días: El poder del Titán Martillo."

Lo poco que había leído en aquel libro de tapas con incrustaciones de cristal volvieron a su mente, mientras recorría los detalles del vehículo en que iban a su destino.

-¿El Titán Martillo de Guerra?-La mujer asiente.

-Hay rumores que Helos también les regaló otro don, pero no estoy muy segura.-La oji-verde frunció el ceño.-Pero bueno, a fin de cuentas los Tybur han ayudado muchísimo a Marley, sobretodo después de la Guerra por Paradise.

"Guerra de Paradise... Guerra por Paradise... Lo mismo de siempre."

Pronto el auto se detiene frente a un gran edificio de color blanco y amurallado por una gran cerca de color negro.

-Señoritas Dalca y Hiruma.-La voz del hombre de piel morena se escuchó, e inmediatamente, el dueño de la voz abre una de las puertas del auto.-Hemos llegado a la mansión Tybur.

Haru, cuando salió del auto y se encontró cara a cara con la puerta de la cerca, tragó saliva, luego, y con determinación, apretó el timbre que se encontraba cerca de la puerta.

"Por ti padre" Se repitió su razón para estar en ese escuadrón, mientras la puerta se abría.

Hiruma 『SnK/AoTメƑαnfic』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora