•Errores•

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Su contraria se dejó caer con estrépito en la silla, puso sus pies sobre la mesa y dejó escapar un suspiro.

-Espero los Tybur no sean así con el resto de los soldados.-La ojiverde se sacó su chaqueta blanca y miró a Alia.

-Es poco probable, también son soldados y sabes cómo son con lo del honor.-la castaña se encogió de hombros.

Estaban en Trost, terminando unas tareas que el gobernador pidió antes de que dejara su cargo a manos de la poderosa familia Tybur. Mas bien podría decirse que quería evitar recriminaciones por tareas incumplidas de hace años. Y claro, dale ese trabajo a los soldados.

-¿Irás a la ronda de la tarde?

Haru negó con la cabeza.

-No me corresponde, a mi sólo son en las mañanas.

-Y en distinto sector. Qué injusto.-Alia se estiro.-Tomaré una siesta, despiértame cuando sea hora de comer.

Haru asintió y se sentó en la sala de estar, intentando descansar del largo patrullaje que hubo en la mañana. Desvió su mirada hacia la ventana, mirando el cielo levemente soleado que había en aquella ciudad.

-Lamento no haber salvado a tu madre.-un hombre de cabello rubio corto y un poco de bigote miraba fijamente al chico de nombre Eren.

-No te preocupes.-su mirada se enfureció rápidamente.-No dejaré que algo así vuelva a ocurrir, mataré a todos los titanes.

Pronto estaban algunos soldados, con el logo de dos espadas entrecruzadas, hablando tranquilamente sobre carne y regañando a una castaña con su cabello amarrado en una coleta.

Hasta que al final todos deciden apoyar a la chica que al parecer su nombre era Sasha.

-¡Somos los elegidos de Dios para devolverle la gloria a Eldia!-estaba segura que era otra voz, hasta que visión se enfocó en el rostro de la persona con lentes. Tragó saliva, sorprendida.

Lo que veía se trasladó nuevamente a ver a Eren, quien admiraba desde la muralla y vestido con los equipos tridimensionales de aquella epoca, la majestuosa ciudad de Trost (que no era igual al Trost actual)

-Han pasado 5 años desde entonces. La humanidad por fin recuperará la dignidad.-El castaño apretó con fuerza su puño.-¡Ahora... La humanidad va a contraatacar!

Pronto le siguió una explosión de vapor y una criatura gigante se muestra detrás del joven.

La visión acaba y Haru se abraza así misma, se levanta y va hacia la salida de la casa. Ya estando frente a las aguas cristalinas y calmadas del río, decide suspirar y dejar que sus inquietudes abunden su mente.

Ese no parecía un titán común, ¿Será qué...?

Se llevó la mano a la boca, mirando el suelo sorprendida.

-¿Ocurre algo?-se voltea justo para ver a Aslan viéndola extrañado.

Haru da un paso hacía atrás.

-Oh, no te preocupes. Sólo tuve un sueño bastante... Raro. Pero estoy bien.

En sólo segundos, Aslan se termina arrodillando en el suelo.

-¡Aslan!-Haru se acerca dispuesto a ayudarlo, pero él le sonríe con sus ojos cerrados.

-No resisto mucho sin comer.-Haru, de manera inconsciente pone su mano hecha en un puño frente a su pecho.-¿Podrías, traerme de comer?

Aslan pone su mano también en un puño, para chocarlo con Haru, pero ella se queda quieta viendo sus azulados ojos.

-Está bien.-Pero no se movió, Haru desvió la mirada. Evitando que alguien la viese.

Hiruma 『SnK/AoTメƑαnfic』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora