POV Alba
— ¿Aún sin noticias?
La densa melena azabache de mi chica se desplazó por su columna desnuda al girar la cabeza en mi dirección, estaba tal y como la había dejado hacía quince minutos, pero con la perfecta línea de sus hombros no-tan-recta y con un perfil carente de todas esas sonrisas que había conseguido sonsacarle. Supe la respuesta incluso antes de que murmurase un escueto no y volviese a enfocarse en la ventana, como si los tejados de la Gran Vía pudiesen contarle secretos. Suspiré.
Dejé las llaves en la alacena, me saqué las deportivas con los pies y avancé rodeando la mesa dónde abandoné la bolsa de tela al pasar. Me había hecho vestirme y bajar al supermercado que teníamos justo al lado para comprar unas galletas veganas que se le habían antojado, y yo prácticamente había saltado del colchón para ir a buscárselas, aun sabiendo que solo eran una excusa para quedarse sola cinco minutos. Por el estado de su móvil en medio de las sábanas revueltas, completamente desalineado y más como si hubiese sido estampado, era evidente lo que había estado haciendo.
Y que no había ido muy bien.
La rodeé con cuidado desde atrás y me puse de puntillas para presionar mis labios en su nuca. Su sabor era tan dulce y suave como prometía ese aroma que estaba impregnado hasta en los carretes de mis cámaras analógicas y, cuando sus manos recorrieron mis brazos y se torció un poquito en busca de mis mimos, presioné mi pecho del todo contra su espalda y besé su tierna mejilla como si pudiese arreglarle el mundo con ello.
Podía pedirme cinco minutos, o los que fuesen... Seguía aquí.
— Pronto dará señales de vida, ya verás. – Apoyé mi barbilla en su hombro.
— A veces se pasa semanas sin hacerlo.
— Pero no va a ser el caso.
Ni lo presentía, ni tenía indicios, ni estaba segura de ello; pero de lo que sí estaba segura era de que, como no fuese así, iba a ir yo misma a buscarle hasta debajo de las piedras con tal de arrastrarle de las greñas y obligarles a ambos a hacer las paces. A volver a sus complicidades, sus pactos, sus tratos... A nuestra normalidad.
Ahora mismo, hasta yo lo necesitaba más que a nada.
— Aitana me ha escrito. — Murmuró por lo bajito.
— ¿Mi Aitana?
Asintió. Oh.
— Está preocupada porque Hugo no se ha presentado a su reunión en el estudio y... No le contesta. — Como a nadie, me ahorré a decir. Había podido comprobarlo nada más poner un pie fuera del pisito, cuando estuve a punto de quemarle el número y de no escuchar a la cajera que me estaba dando el cambio.
Pero su contestador automático había llegado al tope. Y las ultimas veces ya ni me daba tono.
— ¿Has probado a llamarle tú?
Pregunta estúpida. No se me ocurrió nada mejor. Aun así, lo confirmó con un leve movimiento de cabeza y nos volvimos a sumir en el silencio.
Realmente, escalado el punto en el que estábamos, Aitana era de las pocas personas que se me ocurrían para ablandar el corazón furioso y herido del dragón, ella y la niña; pero la niña quedaba total y evidentemente descartada, no solo por la involuntaria asociación que hacías inmediatamente con la madre y lo mucho que tenía que ver, sin saberlo, sino porque ninguno de los dos estaría dispuesto a hacerle pasar por eso. La dejaban fuera. Y yo, más que nadie, entendía la frustración y el miedo que aparecía en sus ojitos al darse cuenta de que la apartaban.
<<— Mami. — Marilia y sus dos guardianes corrieron hacia nosotras en cuanto entramos en aquella casita resguardada y ajardinada.
Natalia no tardó ni dos segundos en soltar lo que llevaba encima para atrapar a su pequeña en un abrazo que probablemente necesitaría más ella que el pequeño terremoto, así que aproveché su prolongado e íntimo momento para saludar a las inquilinas temporales de aquella casa con una sonrisa y dar la atención a aquel par de peludos que cumplían su función mejor que muchos.
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Come Back And Try
FanfictionHan pasado cuatro años desde que Natalia Lacunza decidió comenzar su historia en otro lugar. La viralización de su primer single, firmado bajo el pseudónimo de "Eilan Bay", lanzó definitivamente su imagen pública y fue el precedente a todo lo que vi...